martes, 13 de marzo de 2012

La madre sabía que Dayra moriría joven

En este lugar, la víctima charlaba con un pariente, cuando llegó el ladrón que la mató.

Vista desde las tiendas del sector, era una escena de cariño. Hace 51 días, aparentando amistad, un hombre abrazó a Dayra Roxana Gómez Gutiérrez, 22 años.

“Quítese todo, porque es mío”, dijo el desconocido a la joven, y la abrazó. Ella fue poniendo sobre la mesa en un restaurante de la avenida 1E con calle 17, barrio Caobos— aretes, anillos,  cadena y pulsera de oro.

Después, algunos comerciantes, ubicados tras los vidrios de sus negocios, entendieron lo que ocurría. Muy pronto, del aparente tierno abrazo se pasó a un crimen. Un balazo segó la vida de la abogada.

Su familia considera que el uso desmedido de prendas de oro y el intento por robárselas se  concertaron para hacer realidad el presentimiento materno de que la cucuteña moriría joven.

“Una de madre conoce a sus hijos, y desde que estaba pequeña pensé que se me iba a morir muy pronto. Lo sabía, porque prácticamente era una niña perfecta. Nunca fue grosera ni irrespetuosa. Se destacó por ser decente.”, dijo su progenitora.

Ese presentimiento tomó fuerza desde que María Magdalena Gutiérrez Pinillos estaba embarazada de Dayra. Durante el proceso de gestación sufrió preecmapsia, y estuvo a punto de perder a quien fue su única hija.

“Me la iban a sacar a los ocho meses de embarazo, pero le dije al doctor que esperaría las semanas necesarias para el parto”, dijo la madre. “Le insistí en que yo asumiría los riesgos...”

Fue así como la muchacha sobrevivió al primer llamado de la muerte. Sin embargo, según la madre, su destino estaba escrito, aunque no se veía venir a manos de un asaltante.

En la mesa


Dayra jamás iba al mediodía el restaurante donde fue asesinada. Ese sábado llegó temprano, a cumplir una cita familiar, porque en la noche viajaría a Bogotá de vacaciones. Sus maletas quedaron listas...

“Me pidió que le pagara la cuota del carro..., que faltaban $6.000, pero que se los prestara, y que cuando volviera me los pagaría...”, dijo la madre. “El almuerzo era carne a la plancha, y me pidió que lo sirvieran”.

Mientras su madre iba a pedir el almuerzo, un desconocido se acercó a su hija, la abrazó, le puso un revólver en la espalda y la obligó a que le diera las joyas.

“No se haga matar”, dijo el asaltante, según los testigos. Vestía buzo oscuro, yin y tenis, y aunque venía en una moto con otra persona, no tenía casco puesto. “Llegó como cualquier persona”.

El asaltante espero a que  su víctima se despojara de las prendas. De pronto, de una tienda  salieron personas que vieron el arma y llamaron a la policía.

La abogada aprovechó para gritar “me están atracando”. Esto llevó al asaltante a tomar un celular que estaba sobre la mesa, junto a las joyas, y a retroceder, sin dejar de apuntar a la abogada, que seguía sentada en su silla.

“No pudo llevarse el botín, porque la tenía abrazada... sólo agarró el teléfono”, dijo un testigo. “Alguien trató de evitar que le pegaran un tiro, pero el asaltante disparó”.

La mujer quedó sentada unos segundos, mientras el asaltante y su acompañante huían.

La abogada pidió que la llevaran a una clínica, pero murió a poco de ponerse en pie.

“Con ella luché desde niña. Fui egoísta y no tuve más hijos. Deseé que nunca le faltara nada. Luché y trabajé por ella toda la vida. Antes de tenerla me programé a comprar mi casa, para que no tuviera que padecer que nos sacaran de un sitio alquilado. Cuando me acerque a donde estaba herida, le pedí que no me dejara sola. Gritaba y suplicaba al Señor que no me la quitara”, dijo madre.

¿Había amenazas?


Familiares de la víctima dijeron no conocer amenazas contra ella. La madre aseguró que en diversas ocasiones le preguntó a su hija si estaba siendo presionada por alguien o amenazada, y la respuesta siempre fue negativa.

Ella tiene claro que las joyas atrajeron la mirada del ladrón, por las palabras que según testigos, este manifestó al momento de intimidar a la mujer.

“No se quitaba las joyas. Era raro que usara otras cosas. Siempre le dije que estaba buscando que la jodieran por esa vaina, pero ella estaba segura de que los ladrones no sabían que eran de oro”, explicó.

Al morir, en el bolso de Dayra sólo había una cartera sin cosas de valor.

Sus parientes también descartaron que la muerte tenga origen pasional.

“La gente ha querido echarle la culpa a ese tema, pero no”, dijo un pariente. “No tenía problemas con su pareja (el ex alcalde de Los Patios Rafael Cáceres Núñez). Por el contrario, tenían proyectos a largo plazo”, puntualizó.

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