Después de haber sido declarada zona de alto riesgo, tras los estragos que causó el invierno del mes de diciembre, el cual provocó la caída de unas 30 viviendas y dañó en su totalidad el sistema de alcantarillado del sector, la problemática del barrio Antonio Nariño de Villa del Rosario continúa.
Los inconvenientes de los malos olores emanados por un caño no cesan y a esto se agrega ahora la falta de seguridad en medio de las ruinas.
En lo corrido del año son más de diez robos los que se han presentado en el sector. “Llegan personas de otros barrios, se camuflan entre la maleza y de un momento a otro salen para robarle a uno todo lo que tenga” dijo un vecino del barrio que no quiso ser identificado.
Los habitantes tienen que pasar por una trocha llena de escombros y sin iluminación, la cual les ahorra más de 20 minutos de camino.
Según la población, la Policía no volvió a patrullar por la zona y por ello las actuales condiciones de inseguridad.
La otra dificultad es el manejo de aguas negras, ocurrida la tragedia, quedaron varias tuberías averiadas y aún el problema persiste.
“Los olores más intensos son en la noche, sin importar el calor, hay que cerrar todas las puertas y ventanas para no enfermarnos” aseguró Claudia Patricia Vargas quien permanece en una de las casas que todavía queda en pie.
Al transitar por el barrio se pueden observar varias alcantarillas con fugas; aguas que van a parar a la trocha por donde caminan a diario los habitantes.
Los inconvenientes de los malos olores emanados por un caño no cesan y a esto se agrega ahora la falta de seguridad en medio de las ruinas.
En lo corrido del año son más de diez robos los que se han presentado en el sector. “Llegan personas de otros barrios, se camuflan entre la maleza y de un momento a otro salen para robarle a uno todo lo que tenga” dijo un vecino del barrio que no quiso ser identificado.
Los habitantes tienen que pasar por una trocha llena de escombros y sin iluminación, la cual les ahorra más de 20 minutos de camino.
Según la población, la Policía no volvió a patrullar por la zona y por ello las actuales condiciones de inseguridad.
La otra dificultad es el manejo de aguas negras, ocurrida la tragedia, quedaron varias tuberías averiadas y aún el problema persiste.
“Los olores más intensos son en la noche, sin importar el calor, hay que cerrar todas las puertas y ventanas para no enfermarnos” aseguró Claudia Patricia Vargas quien permanece en una de las casas que todavía queda en pie.
Al transitar por el barrio se pueden observar varias alcantarillas con fugas; aguas que van a parar a la trocha por donde caminan a diario los habitantes.
Arreglos llevarán tiempo
Consultada la alcaldesa Emperatriz Misse Millán señaló que ya se elaboró un estudio del terreno y se envió el proyecto a Colombia Humanitaria.
“Antes de hacer una vía se tienen que hacer unos muros de contención y cambiar la tubería dañada, la ciudadanía tiene que entender que esto no se arregla de un momento a otro y no podemos sr irresponsables de hacer obras con estudios previos”, expresó la mandataria.
Los dineros para las obras iniciales los asignaría Colombia Humanitaria y tendrían un valor de $250 millones.
Millán ratificó el compromiso con todos los habitantes de su municipio y dijo que ya se ha atendido a más del 80% de los damnificados. Incluyendo a los del sector de La Parada.
Sin embargo, sus gobernados aún están a la espera de las inversiones necesarias para superar la emergencia sanitaria que la misma administración municipal declaró precisamente para solventar de forma rápida dicha problemática.
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