Los cuerpos de los cuatro hombres asesinados fueron trasladados a la morgue del Hospital Central para la necropsia.
Cuatro trabajadores de empresas textiles de pantalones, entre ellos dos colombianos, fueron acribillados por un número indeterminado de sicarios, en horas de la madrugada del domingo, en la intersección de la calle 17 con avenida Rómulo Betancourt, en Ureña (Venezuela).
Las víctimas fueron identificadas como Nelson Arévalo Rodríguez, de 22 años, natural de Norte de Santander; Ángel Fabián Guerrero Camargo, de 21, nacido en Tame (Arauca); Yesith Antonio Arévalo Mancipe, de 20, y Diego Fernando Salcedo Vergara de 34, ambos de nacionalidad venezolana.
Los occisos y quienes aparentemente laboraban como empleados de varias empresas de bluyines en el eje fronterizo con Colombia, fueron asesinados a mansalva, bajo un torrencial aguacero en plena vía pública, factor climático que borró buena parte de las evidencias.
Fuentes policiales revelaron que los cuatro hombres salieron de una vivienda del barrio San Isidro, tres de ellos en una moto y el otro a pie, hacia la parte céntrica de la zona industrial de Aguas Calientes. Aparentemente, el grupo de amigos decidió trasladarse hasta una discoteca en la calle 17, pero faltando pocos metros para llegar, fueron interceptados por los matones. Les propinaron la mayoría de impactos en el rostro.
Se especula que las víctimas, aparentemente, eran seguidas muy de cerca por sus asesinos, quienes esperaron en un lugar solitario para matarlos. Al parecer, no existen testigos de la masacre.
Miembros de Politáchira, quienes acudieron al sitio de la masacre, encontraron los cadáveres cercanos unos a otros y a pocos metros, la moto Empire Kenway.
Los levantamientos los efectuaron funcionarios de la Brigada Contra Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC).
A los cuerpos sin vida las autoridades les detectaron numerosos impactos de balas calibre 9 milímetros y aparentemente punto 40. Fueron trasladados a la morgue del Hospital Central para la necropsia de ley.
Las víctimas fueron identificadas como Nelson Arévalo Rodríguez, de 22 años, natural de Norte de Santander; Ángel Fabián Guerrero Camargo, de 21, nacido en Tame (Arauca); Yesith Antonio Arévalo Mancipe, de 20, y Diego Fernando Salcedo Vergara de 34, ambos de nacionalidad venezolana.
Los occisos y quienes aparentemente laboraban como empleados de varias empresas de bluyines en el eje fronterizo con Colombia, fueron asesinados a mansalva, bajo un torrencial aguacero en plena vía pública, factor climático que borró buena parte de las evidencias.
Fuentes policiales revelaron que los cuatro hombres salieron de una vivienda del barrio San Isidro, tres de ellos en una moto y el otro a pie, hacia la parte céntrica de la zona industrial de Aguas Calientes. Aparentemente, el grupo de amigos decidió trasladarse hasta una discoteca en la calle 17, pero faltando pocos metros para llegar, fueron interceptados por los matones. Les propinaron la mayoría de impactos en el rostro.
Se especula que las víctimas, aparentemente, eran seguidas muy de cerca por sus asesinos, quienes esperaron en un lugar solitario para matarlos. Al parecer, no existen testigos de la masacre.
Miembros de Politáchira, quienes acudieron al sitio de la masacre, encontraron los cadáveres cercanos unos a otros y a pocos metros, la moto Empire Kenway.
Los levantamientos los efectuaron funcionarios de la Brigada Contra Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC).
A los cuerpos sin vida las autoridades les detectaron numerosos impactos de balas calibre 9 milímetros y aparentemente punto 40. Fueron trasladados a la morgue del Hospital Central para la necropsia de ley.
Posibles móviles
Sobre los móviles del cuádruple homicidio se especula que el caso podría estar relacionado con la guerra entre bandas criminales que operan en el eje fronterizo de Ureña, San Antonio y Cúcuta, donde se han visto involucrados integrantes de las bandas de ‘Los Rastrojos’ y ‘Urabeños’, en un guerra enfrentamiento a muerte por el control de la zona.
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