domingo, 11 de noviembre de 2012

Hace 60 años nació la cédula de ciudadanía

 
La violencia política de 1948 y la fuerte influencia bipartidista en los censos electorales, los escrutinios y las mismas votaciones abrieron el camino para que cuatro años después, en 1952, los colombianos obtuvieran su primer documento de identidad: la cédula de ciudadanía blanca laminada, próxima a cumplir 60 años.

La primera tarea del Estado en esta larga carrera de buscar un mecanismo de identificación para los colombianos, que evitara que los partidos políticos tomaran ventaja en los procesos electorales, fue instituir la Registraduría Nacional.

Una vez creada, la entidad se concentró en el trabajo de reseñar a los ciudadanos mediante sus huellas con el fin de lograr la individualización plena.

En 1949, el Gobierno Nacional contrató una misión técnica canadiense para que estudiara las fallas del documento que hasta ese momento se expedía para la identificación de los ciudadanos y propusiera las medidas para mejorarla.

El grupo se encargó entonces de analizar el sistema existente, estableció sus primeras falencias y propuso algunas recomendaciones como la expedición de una cédula de ciudadanía laminada que pudiera ser portada fácilmente por cada ciudadano y que contara con la respectiva huella dactilar.

Y fue así como, atendiendo las sugerencias de la misión canadiense, el Gobierno decidió comenzar con el proceso de cedulación de los colombianos, el 24 de noviembre de 1952.

El primero en obtener el documento fue el entonces presidente Laureano Gómez.

Para ese momento, solo los hombres mayores de 21 años portaban la cédula, pues las mujeres no podían ejercer aún sus derechos políticos.

Al día siguiente de haberse inaugurado el nuevo sistema de identificación, la Registraduría entregó 17 cédulas a los ministros e integrantes del gabinete, entre los que estaba Alejandro Jiménez Arango, actualmente de 89 años, y a quien le fue otorgado el documento de identidad número 11 (Ver recuadro ‘El ciudadano número 11’).

Dicho documento tenía una dimensión de cinco centímetros de largo y nueve de ancho. Además del número, contenía los apellidos y los nombres del ciudadano, lugar y fecha de nacimiento, estatura, color, señales particulares y su firma, igualmente la firma del Registrador Nacional y la fecha de expedición.

Tres años después de su creación, en 1955, la cedulación se extendió a todos los colombianos mayores de 21 años, de manera gradual y por turnos de acuerdo con la necesidad.

A partir de 1961 la cédula de ciudadanía quedó establecida como el único sistema válido y exclusivo de identidad para todos los actos civiles, políticos, administrativos y judiciales.

Entre tanto, en 1975, mediante acto legislativo, se redujo la edad para adquirir la cédula a 18 años.

LOS PRIMEROS DOCUMENTOS DE IDENTIFICACIÓN

Antes de que la misión canadiense recomendara crear una cédula de ciudadanía moderna, portable y con mejores características, los colombianos contaron con algunos documentos rudimentarios, que intentaban cumplir una función similar de identificación y que se recuerdan así:

-TÍTULO DEL ELECTOR: fue el primer documento de identificación fue creado por el general José María Obando después de aprobada la Constitución de 1853. Para esa época el documento sólo era válido para votar y se llamaba título del elector.

- DOCUMENTO IMPRESO DE CALIFICACIÓN: En 1862 y para que los ciudadanos registrados en la lista de electores pudieran votar en la Convención de Ibagué, se estableció como requisito para votar un documento impreso de calificación donde constaba que el individuo sabía leer y escribir, el nombre, edad, el estado y la residencia del elector.

Este mismo documento se mantuvo en la Constitución Política de 1886.

En 1909 Rafael Uribe Uribe propuso la expedición de un documento de identidad por parte de las municipalidades, obligatorio para votar en todas las elecciones, so pena de multa de 1 peso, pero el proyecto no tuvo acogida.

-CÉDULA Y TÍTULO DE ELECTOR: La Ley 31 del 12 de noviembre de 1929, sancionada por el presidente Miguel Abadía Méndez, dispuso expedir a todo ciudadano inscrito en el registro permanente una cédula de ciudadanía que al mismo tiempo fuera un título de elector, en la que constaran el nombre y domicilio, la filiación del individuo, una copia fotográfica, la firma, el número correspondiente en el registro de electores y la clase de elecciones.

Todos estos documentos de identificación tenían un tamaño media carta, diligenciados con tinta y de manera manual, lo que generaba grandes inconvenientes al momento de su conservación, ya que para la época no se contaba con el sistema de plastificación. Si el elector cambiaba de vecindad, debía entregar la cédula y solicitar otra en su nuevo domicilio.

EVOLUCIÓN Y MODERNIZACIÓN

Cuarenta años después de la expedición de la primera cédula de ciudadanía, la Registraduría sintió el interés de mejorar el sistema de identificación y aprovechar los avances tecnológicos y en 1993 implementó el primer cambio al documento creando así la cédula café plastificada.

Esta nueva cédula tipo tarjeta de crédito, resistente a la flexión, al envejecimiento y a la humedad se comenzó a expedir a partir del 24 de octubre de ese año.

En el 2000, la organización electoral volvió a implementar un nuevo formato, mucho más moderno y fue así como creó la cédula de ciudadanía de última generación, también conocida como amarilla con hologramas

Este documento les permite a los ciudadanos contar con un sistema de identificación biométrico con tecnología de punta y altos estándares de seguridad para impedir la falsificación y suplantación de las personas.

Con la expedición de este nuevo documento, a partir del 31 de julio de 2010 los dos primeros formatos (la blanca laminada y café plastificada) perdieron su vigencia quedando la amarilla con hologramas como el único documento válido de identificación.

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