domingo, 13 de abril de 2014

El lado femenino de la delincuencia


Detrás de las estadísticas sobre la criminalidad en Cúcuta, una nueva realidad aflora: la creciente participación de las mujeres en la comisión de delitos, un fenómeno que parece responder a la facilidad con la que este sector de la población puede en teoría evadir la ley, gracias, justamente, a la tradicional lectura entre las autoridades de que el género femenino delinque menos.

Los datos hablan por sí solos y están contenidos en un reciente informe policial según el cual en Cúcuta y su área metropolitana, entre enero-marzo de 2014, se ha registrado un importante aumento en sus aprehensiones con respecto al mismo periodo del año enterior.

La diferencia entre los dos periodos sopesados es de un 41%, lo que traza una línea criminal en acelerada subida sin que, por ahora, se vislumbre una atención más allá de la mano dura que imponen las autoridades judiciales al investigarlas, perseguirlas y finalmente intentar ponerlas en prisión.

Las cifras muestran que las mujeres se están vinculando, cada vez más, a la comisión de diferentes delitos. 

Están alternando sus actividades del hogar y sus trabajos formales e informales con la violencia intrafamiliar, el daño en bien ajeno, la violencia contra servidor público, la estafa, los asesinatos, el consumo y distribución de estupefacientes, las lesiones personales y los cobros ilegales de dineros. (Ver Gráfico).

En casos muy específicos, incluso, llegan a tener fuertes liderazgos en el manejo de zonas donde se expenden narcóticos y dirigen los movimientos de bandas encargadas de hurtar. 

Ejercen un importante papel protagónico como el que han asumido en la política, en los designios sociales, en la cambiante economía y en todas las esferas culturales y religiosas del país.

En lo corrido de este año, por ejemplo, la Policía ha capturado a cuatro ligadas a homicidios. 

Esto representa, ni más ni menos, un aumento del 50% en comparación con 2013.

Investigadores aseguraron que en los homicidios registrados durante los últimos meses no han recaudado información que indique que alguna de las mujeres vinculadas haya disparado. Su participación, por lo tanto, es más de complicidad.

“Las mujeres suelen acompañar a la persona que va a cometer el asesinato. Son, casi siempre, las cómplices del crimen. Se les facilita llevar las armas y camuflarlas. También son empleadas para distraer a la víctima”, precisó el teniente coronel Necton Lincon Borja Miranda, comandante Operativo de la Policía de Cúcuta, Mecuc.

Cometido el hecho de sangre, huyen del sitio con el revólver o la pistola. Evaden los controles policiales, en los que generalmente no son requisadas porque suelen levantar pocas sospechas.

Microtráfico, hurto y extorsiones

Su participación en el  rentable negocio de los estupefacientes también va en alza.  Este año han sido capturadas un del 72% más de mujeres que en 2013.

Ellas se encargan directamente de la distribución y comercialización de narcóticos. Recorren puntos específicos de consumo de drogas con dosis personales, contactan a los clientes y les venden directamente.

Las sustancias, para evadir a las autoridades, las camuflan en recovecos o en sitios muchos más seguros: sus partes íntimas, a donde no llegaran fácilmente las manos de la justicia.

“En algunos casos suelen ser las jefes. Lideran espacios fijos donde comercian las sustancias. Su condición de mujer les facilita moverse y sostener el negocio”, explicó Borja Miranda.

Uno de los casos más llamativos de Cúcuta, relacionado con drogas, se conoció  en 2012. Ese año la Policía publicó un afiche con los nombres de las personas más buscadas en Cúcuta y su área metropolitana. En él aparecía  Yarima Emperatriz Maldonado Hernández, apodada como la ‘Reina de la Escopolamina’. Ese alias, que nada tuvo que ver con la venta de  la sustancia, se atribuyó a su presunta facilidad para ‘escopolaminar’ a sus víctimas y luego hurtarles dinero. La mujer, quien fue condenada en 2011 a 9 años de prisión, aún no ha sido capturada. Sigue en la impunidad.

La cifra de detenciones por hurto a personas, por el contrario, ha tenido bajonazo. Hubo 23 en los primeros tres meses del año pasado y van 16 en 2014. En este delito intimidan de frente y usan armas para tomar, a la fuerza, el botín.

¿Por qué las mujeres se están involucrando frecuentemente hechos de delincuencia? No hay una única respuesta. Es probable que muchas actúen jalonadas por sus parejas, otras, posiblemente, manifiesten que por necesidad económica, y, en el peor de los casos, un considerable número lo hará convencidas de que les gusta el peligro, las armas y en definitiva la maldad.

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