domingo, 27 de marzo de 2011

Colombia Campeón Mundial de Fútbol de Salón


lugar en la décima edicLa selección colombiana de fútbol de salón le arrebató a Paraguay el título tras vencerla 8-2 en la final que se disputó en el Coliseo El Salitre de Bogotá con la presencia del jefe del estado colombiano, Juan Manuel Santos.

El equipo colombiano de la mano de su gran estrella y goleador John Jairo Pinilla y con la conducción técnica del entrenador Jaime Cuervo sumó el segundo título mundial para el país luego del alcanzado en Bolivia en el año 2000.

Pinilla marcó cuatro de los ocho goles de Colombia en su victoria ante los guaraníes.

Entre tanto, Argentina venció 8-5 a Rusia y consiguió el tercer ión del certamen orbital.
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Con un triunfo de 8 goles  a 2 contra la selección de Paraguay, el combinado patrio se quedó con el trofeo que lo acredita como el mejor del mundo en esta especialidad.
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El presidente de la República, Juan Manuel Santos, asistió al Coliseo El Salitre de Bogotá, donde  se lleva a cabo la final del Mundial de Fútbol de Salón entre Colombia y Paraguay.


Resumen

Las mejores fiestas son las hechas en casa. Eso lo comprobó Colombia luego de coronarse por lo alto, y como anfitriona, campeona. Sí, el elenco patrio se quedó con el título del X Campeonato Mundial de Fútbol de Salón. Dando cátedra se llevaron todas las distinciones porque en su patio, ante su gente, fueron invencibles.

El grupo orquestado por el técnico Jaime Cuervo interpretó la noche de este sábado en el coliseo El Salitre en Bogotá su mejor sinfonía. Todo se confabuló para que en un recital escribieran una página de gloria en la historia del deporte nacional. Un público apasionado, la magia de los jugadores, el amor por la camiseta  y la consagración de un ídolo fueron el condimento para que el fútbol de salón colombiano tuviera una noche de ensueño.

Enfrentar a Paraguay, bicampeón mundial, no fue tarea fácil. Este aguerrido rival puso a sudar a Colombia y por momentos lo sacó de su juego. El dominio del equipo de casa descontroló a los ‘guaraníes’, quienes impotentes le apostaron al choque y a protestar de forma reiterada las faltas sancionadas por el juez. A la visita se le olvidó que durante el mundial ellos también interpretaron piezas memorables.

La sola presencia de John Pinilla provoca en sus compatriotas locura. Y sus goles, en la final, llevaron al éxtasis a las cerca de 6.000 personas que acompañaron al equipo. A dos minutos del inicio fue Pinilla, con su exquisito juego, el encargado de abrir el marcador.  El 9 de Colombia fue quien sacó las mejores notas de su instrumento: el balón.

Colombia volvió a frotar la lámpara con Camilo Gómez y Jorge Cuervo para que el genio, Pinilla, apareciera para poner la cuenta 2-0. Paraguay parecía estar anestesiado. Y para adormecer más al rival, William Estupiñán marcó el tercero para el cuadro cafetero.

En un sacudón, que fue solo eso, los ‘guaraníes’ marcaron el descuento. En una desconcentración, José Santander, quien parecía tener una pelea cazada con el público, anotó el primero para los ‘rojiblancos’.  Pero ni el gol de la visita  pudo frenar el idilio de Pinilla con la red. Al minuto 19, volvió a mostrar que es un virtuoso y puso la cuenta 4-1.

De ahí en adelante el juego se acabó. La música dejó de escucharse opacada por el mal comportamiento del público, que sin control arrojó botellas, pelotas y hasta cornetas a la cancha. Se acabaron los  toques, los tacos y las paredes para darle ingreso a la falta, insultos entre jugadores y juego brusco. Con los ánimos caldeados, la pelota pasó a un segundo plano.

La etapa complementaria todavía tenía reservadas más emociones. En los últimos 20 minutos pasó de todo.

El ole del público, el arquero colombiano Carlos Santofimio se lesionó, Camilo Gómez y Jorge Cuervo vieron la tarjeta azul,  John Pinilla se “calentó”, el paraguayo Hugo Delgado fue expulsado y el cuerpo técnico ‘guaraní’ se salió de casillas y peleó de manera frontal con los jueces y los aficionados. A esta altura Paraguay lucía como un mal perdedor. Se le olvidaron sus títulos mundiales y el buen fútbol para dar paso al insulto y a la provocación.

En un positivo esfuerzo por seguir haciendo su juego, Colombia volvió a leer la partitura y escuchar los consejos de su técnico. Los goles volvieron.  De nuevo Pinilla se destapó con talento para marcar y entregarse en un eterno abrazo con los hinchas. Ese idilio se fortaleció. Por su parte, el escurridizo Jorge Cuervo hizo lo propio. Anotó de manera consecutiva dos tantos para aumentar la ventaja, dar tranquilidad y poner a cantar al público “campeón, campeón, Colombia campeón”.

Paraguay marcó el segundo en su cuenta por intermedio de Hugo Delgado, quien por  juego fuerte terminó el mundial en los camerinos. A pesar de gol, ya no había nada que hacer. Colombia, con categoría, ganaba el encuentro 7-2 y se acercaba al bicampeonato.

Y así fue. El elenco patrio puso la puntilla con un nuevo gol de William Estupiñán. Paraguay le decía adiós a un nuevo título. De nuevo la Colombia poderosa y goleadora de la primera fase del certamen orbital apareció para demostrar que es la mejor selección del mundo. Con el 8-2, al minuto 40, el público celebró. Los pupilos de Jorge Cuervo se abrazaron luego de hacer la mejor interpretación de sus vidas. Su juego fue arte, fue música, fue simplemente fútbol.

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