Cúcuta es el municipio de Norte de Santander que mayores indicios ha arrojado en violencia escolar y que empieza a convertirse en un problema al que las autoridades de la salud quieren atacar para evitar que se propague y se convierta en el fenómeno del matoneo.
Ese es el término que por estos días ronda al país y que según la fundación Resplandecer para Vivir (Funresvi) vislumbra que en la región se puede estar registrando dentro y fuera de las aulas.
Myriam Támara, directora de Funresvi, señaló que un grupo de especialistas de su fundación inició desde hace un año un estudio diagnóstico que busca precisar los diferentes tipos de violencias que se presentan en los colegios del departamento, detectando que los brotes de agresión ascienden al 32%.
“Cabe resaltar que las peleas entre pares, guardando las proporciones, son normales. Por ejemplo, dos compañeros que se peleen por una silla o un maletín. Pero el matoneo es algo intencionado, premeditado, algo que genera miedo, rechazo, y lo que puede llevar a la deserción escolar y suicidio. En ese análisis hemos detectado que en Norte de Santander un 32% de niños y niñas sufren de violencia escolar”, explicó Myriam Támara.
No obstante los resultados, afirma, no se convierten en matoneo o bullying, como se conoce en el mundo, pero sí en indicios de gravedad que pueden desatar una problemática social y de salud pública.
Esto ha generado que Funresvi inicie la aplicación de un proyecto educativo en las aulas para conocer los índices y tipos de violencia que se registran en el entorno educativo, bien sea dentro de los colegio o en citas pactadas por los estudiantes para pelear, esto con el fin de presentar algunos detalles en un seminario sobre bulling o matoneo y explotación sexual comercial en niños, niñas y adolescentes, que se desarrollará el 14 y 15 de junio en el hotel Tonchalá. (Ver ‘Brasilera, experta en el tema’).
Apartes del estudio también revelaron que en los colegios del departamento, que hicieron parte del diagnóstico, hay un 17% de indisciplina, lo que también crea la necesidad de aplicar correctivos pedagógicos y así evitar el reflejo en la violencia entre alumnos.
“En Cúcuta hemos encontrado el referente más notorio en cuanto a violencia entre estudiantes, pero no podemos desconocer algunas situaciones graves que se registran en Villa del Rosario, Los Patios y El Zulia, donde ya iniciamos proyectos de mesas de reconciliación”.
Denunciar es el primer paso
El director del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), regional Norte de Santander, Eustaquio Cuervo Pineda, se refirió al tema a recalcó en que el primer paso es denunciar cualquier caso de violencia en el que se vean inmersos los menores.
“Conocer las denuncias nos permitirá tomar los correctivos dentro de los centros educativos, porque sabemos que hay violencia contra los niños, pero no tenemos denuncias de maltrato como tal”.
Al seminario, el ICBF le aportará algunas estadísticas de casos de violencia sexual y explotación laboral que, en lo que va corrido del año van 120 y 34, respectivamente.
Según cifras de la regional, hay siete casos conocidos en violencia sexual comercial, y 1261 más que se refieren a la vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes.
A la causa se unirá la gestora social de Norte de Santander, Laura Cáceres, quien expresó que en su condición de docente, cree que el diálogo y el respeto deben hacer parte de los contenidos en los planteles.
“La Gobernación y el despacho de la Gestora Social se hacen presentes en estos casos porque no podemos permitir que nuestros niños se vean afectados por esto”.
Por su parte, el director del Instituto Departamental de Salud (IDS), Javier Prieto, aseguró que se piensa crear una línea telefónica directa que permita que los niños interesados en denunciar el tema y expresar problemáticas de salud mental, puedan hacerlo.
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