Desconocidos intentaron asesinar al dirigente político en este sitio de la avenida Los Faroles, a cuadra y media de la Universidad Francisco de Paula Santander.
El día del atentado, el pasado 20 de octubre, el exalcalde de Puerto Santander Henry Manuel Valero Peinado caminaba solo por la calle 2 con avenida 11E del barrio Quinta Oriental. La solitaria escena se hizo frecuente desde mayo, cuando se ordenó cancelar el esquema de seguridad que lo acompañó en su mandato (2008-2011) y los primeros meses de este año.
Ese sábado recorría la avenida Los Faroles. Había salido, a cuadra y media, de la Universidad Francisco de Paula Santander. En esta ocasión no portaba, como hasta mayo, su carro y chaleco blindado y los dos hombres que se encargaban de su seguridad.
La Unidad Nacional de Protección aplicó un estudio, en abril, que arrojó “riesgo ordinario”. Es decir, el dirigente político no era susceptible de sufrir un atentado contra su vida.
Sin embargo, su caminata por la avenida Los Faroles culminó con un disparó en su cabeza, situación que hoy lo tiene gravemente herido en un centro médico de la ciudad. Su estado de salud permanece bajo pronóstico reservado.
“El Comité de Evaluación de Riesgos y Recomendaciones de Medidas (Cerrem) recomendó quitar el esquema de seguridad. Eso fue en mayo”, indicó un vocero de la Unidad Nacional de Protección pidiendo mantener en reserva su nombre.
El funcionario, bajo anonimato, explicó que Valero Peinado debió entregar el carro y el chaleco el 31 de diciembre de 2011, cuando finalizó su mandato, y no fue así.
“El carro se alquiló a una empresa, con lo que se invirtió un buen dinero durante bastante tiempo. Le dimos toda la seguridad durante su mandato y cinco meses después (hasta mayo)”, explicó.
Se conoció además, por otras fuentes judiciales, que al carro no se le estaba dando el uso adecuado. “Se estaba utilizando mal el esquema”.
Parientes del exmandatario porteño aseguraron que Valero Peinado solicitó en varias ocasiones que se le prestara el servicio de seguridad. Las respuestas, señalaron, no fueron “favorables”, con lo que se hizo presa fácil de criminales.
¿Quería estar solo?
A la falta de un esquema de seguridad, para el exalcalde de un municipio con fuerte presencia de grupos al margen de la ley, se sumaron extraños comportamientos del dirigente político.
La semana del ataque el dirigente político, según sus parientes, se negó a estar acompañado e incluso no quiso aceptar algunas invitaciones.
“Nos veíamos en el trabajo o en otros lugares que frecuentábamos, pero últimamente me ponía la cita en sitios diferentes. El viernes (un día antes del atentado) le pedí que me acompañara a una reunión y dijo que estaba cansado”, indicó un familiar pidiendo reserva de su nombre. “Esa situación no fue normal. Atando cabos, como que quiso estar solo”.
Lo más extraño, agregó, fue que entregó directrices sobre qué hacer en caso de que le pasara una situación de última hora. “Le dijimos que dejara las bobadas”.
Los presentimientos de Valero Peinado tomaron vida. Un desconocido le disparó y huyó en una motocicleta Yamaha DT 125 azul con blanco, según el reporte de las autoridades judiciales.
Las investigaciones apuntan a que el pistolero guarda relación con una banda criminal que opera en la ciudad. Testigos lo confirmaron a investigadores.
“Tenemos serios indicios que comprometen a una bacrim”, indicó el coronel Álvaro Pico Malaver, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta. “Seguimos investigando. Ya tenemos el alias del supuesto agresor”.
Su apodo no fue dado a conocer para no estorbar el avance de las pesquisas. Únicamente se dio a conocer que cumple la función de sicario en una organización delincuencial y que fue víctima de varios atentados.
“Desconocidos han puesto artefactos explosivos, en los últimos meses, para intentar asesinar a este hombre”, aseguró una fuente judicial vinculada a la investigación.
En recuperación
Funcionarios del centro asistencial donde es atendido el dirigente político se negaron, por directrices institucionales, a entregar un parte médico oficial sobre su salud.
“La familia tiene derecho a que se mantenga la reserva”, manifestaron los especialistas del caso. Sin embargo, sus parientes adelantaron que se encuentra en recuperación.
“Se encuentra estable, bajo diagnóstico reservado. Todo ha salido bien. Lo único es que algunas personas, con sus comentarios, me lo han matado un montón de veces”, dijeron mujeres allegadas a Valero Peinado mientras esperaban su turno para visitarlo. “Le damos gracias a Dios porque los médicos lo atendieron rápidamente”.
Los familiares se abstuvieron de entregar más información, confirmado que se han practicado exámenes con resultados positivos.
El primer parte médico, tras el atentado, reveló que se encontraba en soporte respiratorio porque la bala lesionó parte de la base del cráneo.
Existen amenazas
En lo corrido de este año, Henry Manuel Valero Peinado, de 38 años, ha denunciado ser víctima de constreñimiento (obligado a cometer una acción) y amenazas contra su vida, según documentos que reposan en la Fiscalía.
En 2011 y 2009 también denunció hechos en que recibió amenazas, investigaciones se encuentran inactivas.
El político nortesantandereano, además, es denunciante de otros delitos: falsedad en documento privado, calumnia, hurto y peculado por apropiación.
Ese sábado recorría la avenida Los Faroles. Había salido, a cuadra y media, de la Universidad Francisco de Paula Santander. En esta ocasión no portaba, como hasta mayo, su carro y chaleco blindado y los dos hombres que se encargaban de su seguridad.
La Unidad Nacional de Protección aplicó un estudio, en abril, que arrojó “riesgo ordinario”. Es decir, el dirigente político no era susceptible de sufrir un atentado contra su vida.
Sin embargo, su caminata por la avenida Los Faroles culminó con un disparó en su cabeza, situación que hoy lo tiene gravemente herido en un centro médico de la ciudad. Su estado de salud permanece bajo pronóstico reservado.
“El Comité de Evaluación de Riesgos y Recomendaciones de Medidas (Cerrem) recomendó quitar el esquema de seguridad. Eso fue en mayo”, indicó un vocero de la Unidad Nacional de Protección pidiendo mantener en reserva su nombre.
El funcionario, bajo anonimato, explicó que Valero Peinado debió entregar el carro y el chaleco el 31 de diciembre de 2011, cuando finalizó su mandato, y no fue así.
“El carro se alquiló a una empresa, con lo que se invirtió un buen dinero durante bastante tiempo. Le dimos toda la seguridad durante su mandato y cinco meses después (hasta mayo)”, explicó.
Se conoció además, por otras fuentes judiciales, que al carro no se le estaba dando el uso adecuado. “Se estaba utilizando mal el esquema”.
Parientes del exmandatario porteño aseguraron que Valero Peinado solicitó en varias ocasiones que se le prestara el servicio de seguridad. Las respuestas, señalaron, no fueron “favorables”, con lo que se hizo presa fácil de criminales.
¿Quería estar solo?
A la falta de un esquema de seguridad, para el exalcalde de un municipio con fuerte presencia de grupos al margen de la ley, se sumaron extraños comportamientos del dirigente político.
La semana del ataque el dirigente político, según sus parientes, se negó a estar acompañado e incluso no quiso aceptar algunas invitaciones.
“Nos veíamos en el trabajo o en otros lugares que frecuentábamos, pero últimamente me ponía la cita en sitios diferentes. El viernes (un día antes del atentado) le pedí que me acompañara a una reunión y dijo que estaba cansado”, indicó un familiar pidiendo reserva de su nombre. “Esa situación no fue normal. Atando cabos, como que quiso estar solo”.
Lo más extraño, agregó, fue que entregó directrices sobre qué hacer en caso de que le pasara una situación de última hora. “Le dijimos que dejara las bobadas”.
Los presentimientos de Valero Peinado tomaron vida. Un desconocido le disparó y huyó en una motocicleta Yamaha DT 125 azul con blanco, según el reporte de las autoridades judiciales.
Las investigaciones apuntan a que el pistolero guarda relación con una banda criminal que opera en la ciudad. Testigos lo confirmaron a investigadores.
“Tenemos serios indicios que comprometen a una bacrim”, indicó el coronel Álvaro Pico Malaver, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta. “Seguimos investigando. Ya tenemos el alias del supuesto agresor”.
Su apodo no fue dado a conocer para no estorbar el avance de las pesquisas. Únicamente se dio a conocer que cumple la función de sicario en una organización delincuencial y que fue víctima de varios atentados.
“Desconocidos han puesto artefactos explosivos, en los últimos meses, para intentar asesinar a este hombre”, aseguró una fuente judicial vinculada a la investigación.
En recuperación
Funcionarios del centro asistencial donde es atendido el dirigente político se negaron, por directrices institucionales, a entregar un parte médico oficial sobre su salud.
“La familia tiene derecho a que se mantenga la reserva”, manifestaron los especialistas del caso. Sin embargo, sus parientes adelantaron que se encuentra en recuperación.
“Se encuentra estable, bajo diagnóstico reservado. Todo ha salido bien. Lo único es que algunas personas, con sus comentarios, me lo han matado un montón de veces”, dijeron mujeres allegadas a Valero Peinado mientras esperaban su turno para visitarlo. “Le damos gracias a Dios porque los médicos lo atendieron rápidamente”.
Los familiares se abstuvieron de entregar más información, confirmado que se han practicado exámenes con resultados positivos.
El primer parte médico, tras el atentado, reveló que se encontraba en soporte respiratorio porque la bala lesionó parte de la base del cráneo.
Existen amenazas
En lo corrido de este año, Henry Manuel Valero Peinado, de 38 años, ha denunciado ser víctima de constreñimiento (obligado a cometer una acción) y amenazas contra su vida, según documentos que reposan en la Fiscalía.
En 2011 y 2009 también denunció hechos en que recibió amenazas, investigaciones se encuentran inactivas.
El político nortesantandereano, además, es denunciante de otros delitos: falsedad en documento privado, calumnia, hurto y peculado por apropiación.
Fuente: La Opinion .com
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