miércoles, 16 de enero de 2013

Libre el exconcejal Raymond Hernández

Momento en que el investigado exconcejal Raymond Eder Hernández Vargas es recibido por sus familiares y amigos a las afueras de la cárcel Modelo de Cúcuta, de donde salió ayer a las 7:30 de la noche.
 
“Bienvenido a la libertad”, coreaban ayer al menos unas 50 personas a la entrada de la cárcel Modelo de Cúcuta. La manifestación de alegría tomó fuerza cuando el exconcejal Raymond Eder Hernández Vargas salía por la puerta del centro penitenciario.

A las 7:30 de la noche se asomó vestido de camisa blanca y bluyín. Dio unos pasos para acercarse a la multitud llena de júbilo, aplausos y loores a Dios.

“El poder del Señor es maravilloso”, cantaban sus amigos y seguidores mientras lo veían acercarse. En medio de esa escena, fueron necesarios tan solo unos segundos para que sus ojos se desgarraran en lágrimas.

Con el llanto vinieron los abrazos y sus primeras palabras en la libertad: “fue una experiencia bastante difícil, tengo que darle las gracias al Señor, quien me defendió en el juicio y me dio las pruebas. Fue el que obró en el juez frente a esta terrible injusticia por la que pasé”, dijo.

El excabildante estuvo preso un año y cuatro meses, tiempo en que fue investigado por su aparente vinculación en un homicidio y financiación a las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc). Estos señalamientos provinieron de algunos paramilitares cobijados por la Ley de Justicia y Paz.

“Hay delincuentes que están escudados tras de ella para involucrar a personas inocentes sin importarles el destino de sus familias, sin importarle la persona como tal”, explica Hernández Vargas. “Si no es por Dios hubiera sido enterrado en una cárcel por más de 30 o 40 años”.

A su llegada a la cárcel, añade, no entendía en qué lo habían enredado y por qué. Sin embargo, en el juicio fueron apareciendo las pruebas a su favor.

“El juez dio su veredicto de una forma muy correcta y hoy me tiene abrazado con mis familiares, mis hijos, mi madre y todos ustedes”, agrega, toma aire y continúa atendiendo a los medios de comunicación y a sus acompañantes.

Les manifiesta a todos que fue inmensa la angustia estando preso, pero ahora intentará seguir ayudando “como siempre me ha gustado hacerlo”, pese a que “quedé en la calle, perdí unas elecciones y he sido tildado de asesino”.

Termina su diálogo y camina hacia una camioneta. Se sube al carro con la certeza de que comenzará una nueva vida llena de tranquilidad, confianza y mayor organización.

Quiere “servir bajo un plan espiritual. No tengo rencor contra nadie. No me asiste un deseo de venganza contra nadie. Solamente darle gracias a Dios”, concluye. El conductor prende el carro para comenzar un nuevo recorrido por las calles de Cúcuta.

Su abogado, mientras tanto, precisa que el fallo que dejó en libertad a su cliente puede ser apelado por la Fiscalía y la Procuraduría, por tratarse de una decisión de primera instancia. “El proceso no ha terminado”.

Su captura


El exconcejal Raymond Eder Hernández Vargas fue vinculado a una investigación por presuntos nexos con paramilitares el 29 de septiembre de 2011.

Ese martes fue capturado, inesperadamente, junto con otros cinco políticos nortesantandereanos.

Se trata de los exalcaldes de Silos, Julio César Villamizar Parra, y de Pamplona, Klaus Faber Mogollón; los entonces candidatos a las alcaldías de Pamplona, José Luis González, y de Tibú, Bernardo Betancourt; y el exconcejal de Pamplona Marco Aurelio Cañas Jaimes.

Los investigados permanecieron casi 10 días en poder de la Fiscalía para ser escuchados en indagatoria, como se le conoce a esa etapa de las pesquisas en la Ley 600.

El primero en ser escuchado fue precisamente Hernández Vargas y Bernardo Betancourt, quienes comparecieron ante el ente acusador durante al menos unas siete horas.

En esa ocasión, enviaron un parte de tranquilidad a sus amigos y seguidores políticos manifestando que las cosas “iban por buen camino” y “todo está en las manos de Dios”, respectivamente.

Hernández Vargas fue más allá. En su cuenta de una red social publicó: “amigos, me acusa un paramilitar de ordenar matar al asesino de mi sobrina por no dejarme extorsionar; con la ayuda de nuestro Dios saldremos adelante”.

Finalizada su presentación ante las autoridades judiciales, fue llevado a la cárcel Modelo de Cúcuta, de donde por fin salió ayer por orden de un juez penal del circuito especial de descongestión.

A mediados de octubre, la Fiscalía dejó libres al exalcalde de Silos, a José Luis González, a Marco Aurelio Cañas y a Bernardo Betancourt, quien obtuvo el beneficio de aseguramiento en su casa. El reporte oficial de la época es que todos continuaban vinculados a la investigación.

Klaus Faber, con una suerte diferente, se hizo en ese entonces prófugo de la justicia y no se volvió a saber de su paradero.

En juicio
La Fiscalía logró, con las versiones de algunos desmovilizados de las Auc, recluir a Hernández Vargas en la cárcel de Cúcuta para ser sometido a un juicio público, que comenzó a mediados de julio del año pasado.

En el debate probatorio comparecieron al menos seis paramilitares que operaron, a sus anchas, en la ciudad, y quienes eran los únicos que podrían incidir en la suerte del político del partido Liberal.

Tres de ellos, alias Chiquito Malo, alias Jerry y alias Jonathan, fueron quienes rindieron versiones sobre un supuesto vinculo político con las Auc.

Los tres habrían asegurado que Hernández les pidió a los comandantes asesinar a José Gregorio Díaz, alias La Churca, en retaliación por la muerte de su sobrina Andrea. Lo relacionaron también con la organización, indicando incluso que los financiaba.

Sin embargo, los también es integrantes de las autodefensas José Mauricio Moncada Contreras, alias Mocoseco, y Fernando Segundo Flórez, alias Careperro, dijeron, entre otros detalles, no conocer algún tipo de relación entre el excalbildante y la organización criminal y mucho menos que haya pedido la muerte de uno de sus compañeros.

Sus afirmaciones fueron, además, reforzadas cuatro meses después por Jorge Iván Laverde Zapata, alias El Iguano, quien aseguró bajo la gravedad de juramento que nunca conoció ni tuvo vínculos con Raymond Hernández.

“Nunca tuve ningún contacto con Raymond Hernández; nunca lo conocí ni me reuní con él. Tampoco, dentro de la lista de colaboradores que le envié a la Fiscalía, aparece su nombre como aportante de dineros a la organización (autodefensas)”, sostuvo el excomandante paramilitar del Frente Fronteras vía teleconferencia desde la cárcel de máxima seguridad de Itagüí.

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