Miles de personas acompañaron la carroza con el féretro de Hugo Chávez en su
recorrido por Caracas.
En el amanecer del primer día sin Hugo Chávez, las calles de Caracas
estuvieron más solitarias que de costumbre. En la madrugada persistían los
grupos de apoyo de ciudadanos que, tras conocer su muerte, salieron a gritar que
seguía vivo porque a la Revolución bolivariana “no la para nadie”. Varios grupos
de música popular los acompañaron sin cobrar, compartiendo música gratis en
honor de la memoria del comandante, una larga serenata que ayudaba a paliar la
pena. Sin embargo, cuando el amanecer llegó, ya casi todos estaban descansando y
por eso había pocos carros en las vías. En el aeropuerto, la realidad fue
diferente: retrasos en varios vuelos, consecuencia de la llegada de presidentes
latinoamericanos que venían a velar a quien fuera su simpático colega.
En Venezuela, el color del luto era el rojo. Ya un poco más tarde, cerca de
las 8:00 a.m., las calles comenzaron a poblarse nuevamente, gente con camisas
del presidente, boinas del presidente, afiches y pancartas con mensajes de
cariño. Los militares dispararon 21 cañonazos de salva como homenaje. El féretro
fue puesto en una carroza en el Hospital Militar en donde Chávez falleció, y
comenzó un recorrido hacia la Academia Militar, donde comenzó como cadete y
donde sus ideas empezaron a ver una revolución posible. Allí, en la capilla, el
líder del llamado socialismo del siglo XXI permanecerá hasta mañana, el día de
su entierro.
“No sé cómo describirte esto. Son ríos, mares de gente que ama al
comandante”. Alan Vera, quien habla, viajó desde el municipio de Urdaneta hasta
el sector de los Próceres en Caracas, donde está el Fuerte Tiuna. A esta altura
del duelo, la tristeza le da para tener pocas cosas claras. “Estamos pasando el
dolor, pana. No hemos parado para ver qué es lo que vamos a hacer, ni queremos
pensar en estrategias todavía. Como quien dice, queremos pasar este momento
tranquilos”.
La tristeza de Alan es el polo opuesto de su euforia en octubre, cuando
Chávez ganó las elecciones. Entonces fue patrullero de la campaña, tocó muchas
puertas e intentó convencer a los escépticos, como un evangelizador, de que la
mejor opción era darle una mano, un voto más a la Revolución. “Ahora lo único
que sé es que todos debemos cumplir la última voluntad del comandante Chávez,
que es lograr que en las elecciones Nicolás Maduro llegue a presidente. Esos que
pensaron que sin Chávez la Revolución se iba acabar se equivocaron. Esto apenas
comienza”.
Allí donde se encontraba Alan Vera, una multitud con banderas esperaba a que
el féretro del presidente pasara. La “marea roja”, como se llaman los chavistas,
aguardó paciente y acongojada a que la carroza se abriera camino entre la gente
para entregarle una última consigna en cuerpo presente.
En el 23 de Enero, al que llaman el barrio más revolucionario de Caracas y
donde no hubo concentraciones, Andrés Aguilar, un hombre de 73 años y enorme
estatura, pasó la tarde alerta, como todo el barrio: “Estamos tranquilos,
pasando la pena con todos los hierros, como decimos aquí. Rodilla en tierra,
pa’lante con lo que se nos viene”. Aguilar sabe que en la calle había miles y
miles de personas rindiendo homenaje al “camarada Hugo Chávez”, pero en el 23
debían permanecer cautelosos. ¿Por qué? “Porque estamos muy cerca al Palacio de
Miraflores, y somos un punto neurálgico para la oposición. Vamos a seguir con la
Revolución y sabemos que no va a ser fácil, que pueden venir agresiones internas
o externas. Por eso somos un grupo muy disciplinado, aquí no estamos con
pendejadas”.
Aguilar dice que no hay que hablar de la Revolución sin Chávez porque él
siempre va a estar presente, “como la bujía de todo el proceso”. “El futuro
sigue siendo Chávez, y Nicolás Maduro ganará las elecciones como su
representante”.
La simpatía que la gente siente hacia la figura del comandante fue una vez
más evidente en las calles. Eso que Chávez siempre llamó “pueblo” y al que
intentó retribuir con inversión social lo que “la derecha” le había quitado por
tanto tiempo. Por eso para el ministro de Defensa, el almirante Diego Molero, su
cuerpo debe descansar en el Panteón Nacional de Caracas, como el prócer que fue,
al lado del Libertador Simón Bolívar.
El lugar de inhumación del cuerpo está pendiente y el diputado chavista
Freddy Bernal planteó la posibilidad del Panteón Nacional de manera formal ante
la Asamblea Nacional. Para los seguidores del chavismo, esa sería una alegría en
medio de la tragedia. Es cierto, lucharán para que el socialismo del siglo XXI
prevalezca, pero también es cierto que sin Chávez la batalla se pone un poco más
difícil. Como él no hay dos.

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