viernes, 12 de abril de 2013

Venezolanos retenidos en la frontera denuncian malos tratos


Dos ciudadanos venezolanos que fueron devueltos la tarde del jueves a Cúcuta, por el puente internacional Simón Bolívar, contaron a La Opinión su experiencia luego de ser retenidos por miembros de la Guardia en San Antonio, estado Táchira.

Según las declaraciones de Fidel Molina Mendoza identificado con cédula 3.999.705, la detención se dio a las 10:00 de la mañana (hora venezolana) cuando llegaba a San Antonio por una trocha, en ese instante los militares venezolanos lo condujeron hacia un recinto afirmando que obedecían órdenes y lo soltaron a las 6:30 de la tarde, junto a un grupo de personas que pasaron por el mismo proceso.

“Me veo afectado por las medidas que han tomado los militares en contra de la población. Me retuvieron esta mañana aquí en San Antonio y me sacan a esta hora de la tarde hacia el lado colombiano siendo que soy un ciudadano venezolano”, contó Molina y agregó que no le permitieron comunicarse con su familia.

La misma experiencia fue narrada por Carlos Duarte, otro ciudadano venezolano que afirmó que le cortaron el pelo, lo amenazaron con cortarle una oreja, un dedo y con llevarlo preso si no hablaba. 

- Sí, me hicieron hasta comer el mismo pelo que me cortaron y todo.

Para Duarte, las cosas empeoraron cuando les “insertaron” unas pimpinas que según él  agravarían la situación ya que podrían ser juzgados como pimpineros.

Otra historia

Otra mujer que recorría las trochas con su nieta, también denunció maltratos por parte de la Guardia venezolana. Ella le contó al diario El Universal que se vio afectada por el cierre sorpresivo de la frontera, pues se encontraba en Cúcuta visitando a un familiar cuando se enteró.

Aunque no estaba acostumbrada a transitar por esas vías, la preocupación de llevar a su nieta de 10 años a casa la llevó a tomar la decisión de irse por las trochas. Le pagaron a un guía para que las llevase, pasaron por una invasión entre La Parada y San Antonio del Táchira y fueron detenidos en el barrio Curazao, cerca del río.

Con ella estaban alrededor de 30 personas, algunas con niños de brazos y adultos mayores. 

Al grupo les retuvieron sus cédulas de identidad. Por 12 horas estuvieron secuestrados, sostuvo la mujer, y aunque ya estaban en Venezuela, los devolvieron a Colombia.

Ella narra que fueron irrespetuosos con el grupo, que los ofendieron, que los amenazaron. Les decían que “eso les pasaba por estar en Colombia, no tenían nada que hacer ahí”.

A algunas personas mayores que se mostraban decaídos, les permitieron quedarse en Venezuela, pero al resto les informaron que debían regresarse.

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