Cada vez más personas se animan a iniciar la solicitud de restitución de tierras por las garantías que brinda el proceso. José Abel, un campesino de Norte de Santander, es una de esas miles de personas que le apuestan a la restitución.
¿Por qué vino a la Unidad de Restitución de Tierras?
Vine porque pueden pasar siglos, pero la tierra que dejé allá es mía. Eso es lo que yo trabajé para mis hijos y nadie me lo puede quitar.
¿Realizó la solicitud, cómo ve el proceso?
Me explicaron todo lo que va a pasar, parece que funciona. Mi finca queda en una parte en que parece que ya no hay violencia, por eso espero que me la devuelvan. Yo ya no creía en nada, porque todo el tiempo me han tenido de un lado para otro, pero puede ser que con la nueva Ley al fin recupere la tierra. La trabajé por casi veinte años.
¿Qué relación tenía usted con el predio?
Yo era el dueño, la había comprado como por 2 millones y tenía una carta de compraventa. Eso se perdió cuando tocó salir corriendo. Me dicen que aún así puedo reclamar y eso me parece muy bueno.
¿Cree que todo puede volver a ser como antes?
Pues volver a ser como antes no creo, porque yo estoy viejo y mis muchachos viven en Venezuela. Ellos ya están grandes y no quieren volver al campo. Pero con la restitución uno puede recuperar la tierra y, ya siendo de uno, pues ponerla a producir y salir adelante. De todos modos tengo familia que puede trabajarla. Para eso los proyectos productivos pueden ayudar mucho. Tengo fe en que todo salga bien.
Fuente: Unidad de restitucin de tierras
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