sábado, 21 de septiembre de 2013

‘Pasajeros fantasmas’ abundan en Venezuela

En el aeropuerto de Maiquetía, en Caracas, se habla sin tapujos de la compra y venta de dólares de Cadivi en el mercado negro. 

El disparado mercado negro de dólares en Venezuela, producto del férreo control cambiario que rige en el país, está llenando los vuelos internacionales de ‘pasajeros fantasmas’, personas que compran un boleto para tener derecho a adquirir divisas a precio oficial, pero que finalmente no salen del país.

“Llegamos a tener vuelos con más de 30% de pasajeros ‘no show’ (ausentes) que compran los boletos para presentarlos y tramitar su cupo de dólares” asignado por el gobierno para viajeros, dijo Humberto Figuera, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela (ALAV).

Según la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) para viajes al exterior cada persona obtiene 500 dólares o 400 euros en efectivo, más una asignación electrónica de 3.500 dólares a través de tarjeta de crédito.

Este último monto puede variar dependiendo del destino escogido, convirtiendo estos recursos del estado en un “negocio redondo”, pues, por ejemplo, una pareja de estrato tres adquiere cerca de 8.000 dólares al precio preferencial, fijado por el gobierno venezolano en 6,50 bolívares por dólar. De este dinero, por lo menos la mitad son vendidos en el mercado negro una vez regresan del viaje, a casi seis veces su valor.

Según los viajeros, los destinos más favorables para realizar estas operaciones son España, Cuba, Ecuador, Bolivia y Perú. En este último, un canal de noticias revelaba hace días un reportaje acerca de cómo los venezolanos “raspan” sus dólares en los centros comerciales de Lima, la capital peruana.

El director del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime), Juan Carlos Dugarte, reconoció que las solicitudes de pasaporte durante el 2013 se incrementaron en comparación con 2012, de 60.000 trámites mensuales a 180.000.

Según el funcionario, esta situación “se relaciona con el alto poder adquisitivo de la población que ha llevado a que hoy estén agotados los cupos en viajes internacionales, que todos los días salen repletos de venezolanos que disfrutan sus vacaciones fuera del país”. La realidad, sin embargo, pareciera ser otra.

Julio y Lorena, una pareja de universitarios del Táchira están preparando su viaje a Cuba la próxima semana. Este viernes el banco les entregó sus 400 euros en efectivo. Una vez salieron del establecimiento, ambos escribieron en sus teléfonos un aviso que cada vez se hace más común: “Vendo Euros”. A los tres minutos un nuevo mensaje circulaba entre sus contactos: “¡Vendidos!”. Un euro en el mercado negro se cotiza cerca de los 53 bolívares, mientras el dólar ha alcanzado la histórica cifra de 41 bolívares y aunque en el país está prohibido hablar abiertamente de estos precios, los venezolanos constantemente compran y venden divisas a través de sus teléfonos celulares.

El arte de raspar

En jerga venezolana, “raspar” la tarjeta es pasarla en puntos de venta de negocios en el extranjero que no piden identificación al portador, al que le entregan dinero en efectivo a cambio de una comisión que ronda 10%.

“Al que ‘raspa’ (que viaja con las tarjetas) se le da también una comisión. Pero al final siempre se gana, así pagues 20% o 30% de tu cupo Cadivi (en comisiones) y aunque se acabe perdiendo el dinero del vuelo en bolívares”, indica  Humberto Figuera, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela (ALAV).

Para las aerolíneas del país vecino, la venta de vuelos no abordados se ha traducido en “fuertes pérdidas” ya que la mayoría de los pasajeros piden la devolución del billete, y por ley las aerolíneas en Venezuela no pueden sobrevender los vuelos para cubrir eventuales pasajeros que no viajen.

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