Apenas por un canal de circulación pasan los vehículos, que además deben someterse a los controles anticontrabando del Ejército, apostado en el peaje de San Antonio.
San Antonio Estado Tachira.- Los militares del Ejército, que desde el pasado lunes participan en el operativo contra el contrabando en la frontera, han convertido en un “cuello de botella” el paso vehicular por el peaje de San Antonio, pues a pesar de que en dicho tramo existen tres canales de circulación en ambos sentidos, absurdamente en dicha alcabala móvil reducen el tráfico a uno solo, generando caos vehicular en todo momento.
Habitantes y dirigentes gremiales de San Antonio también señalan que en la alcabala móvil establecida en el peaje “están cometiendo atropellos contra la población venezolana que habita en los municipios Bolívar y Pedro María Ureña, porque les quitan hasta un kilo de arroz o de harina que traen de San Cristóbal, con el argumento de que es contrabando”.
Desde el lunes, cuando la Guardia Nacional y el Ejército iniciaron el operativo en la frontera, se han generado largas colas de vehículos a la altura del peaje y también en la salida hacia los puentes internacionales de San Antonio y Ureña. Los controles ejercidos en la salida hacia los puentes que conducen hacia Colombia son reprobados por algunas personas, al considerar que son excesivos, pero aprobados por otras, pues aseguran que los productos y combustible que retienen allí, indudablemente, su destino es el vecino país.
Sin embargo, señalan que en la alcabala establecida por el Ejército en el peaje la situación es diferente, porque allí no está ubicada la línea fronteriza para argumentar que todo lo que pasa por allí va de contrabando para Colombia. Por la escasez que hay en San Antonio y Ureña, muchos habitantes de estas poblaciones se ven obligados a ir a comprar en San Cristóbal, pero cuando retornan hacia la frontera les retienen los productos.
Además, el paso vehicular por esta alcabala móvil se ha convertido en un caos, puesto que habiendo en el peaje tres canales de circulación, en ambos sentidos, al parecer por capricho los soldados reducen el tráfico a uno solo y a toda hora crean el “cuello de botella”. El embotellamiento genera pérdida deliberada de tiempo, estrés, malestar y contratiempos para quienes se dirigen a trabajar o estudiar, choques entre vehículos, discusiones, entre otros problemas.
Viajeros, cansados de esta situación, han formulado el reclamo a los soldados del 211 Batallón Ricaurte o al oficial de turno que los comanda -quien por lo general siempre está ocupado, hablando por teléfono celular-, para que agilicen el tráfico, pero la respuesta siempre es: “estamos cumpliendo órdenes superiores”.
La presidenta de la Cámara de Comercio de San Antonio, Isabel Castillo, dijo que los usuarios de la vía ven con suma preocupación lo que está ocurriendo y “hemos visto que en el peaje están apostados militares que tienen total desconocimiento de la zona, porque estos operativos están afectando a los ciudadanos que vivimos y convivimos en la frontera venezolana. Es anticonstitucional lo que están haciendo, porque el peaje está ubicado dentro del municipio Bolívar, Táchira, Venezuela, pero ellos retienen todo tipo de productos, sin excepción, que vengan para este municipio. Eso no puede ser. Los abusos que se están cometiendo son similares a los que se cometían cuando la comisión del Ejército se apostó en el sector El Descanso, en la vía Peracal-Apartaderos”.
Agregó que la “megacola” que se genera por la alcabala establecida en el peaje está afectando el tráfico de toda clase de vehículos, incluso el de las ambulancias que trasladan personas convalecientes. Denunció que han observado que los militares a veces trancan por completo el tráfico por 5 o 10 minutos y “el decir de ellos es que son órdenes superiores, para hacerse sentir”. Pidió a las autoridades militares y al gobernador del estado Táchira que revisen la situación presentada en el peaje. “Estamos de acuerdo con que se hagan operativos contra el contrabando, pero que se ejecuten de manera idónea, acordes con la realidad fronteriza, porque aquí también hay desabastecimiento de alimentos y la población necesita cubrir sus necesidades”, dijo finalmente.

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