miércoles, 26 de agosto de 2015

Desoladas las estaciones de servicio de frontera

Así estuvieron este martes las estaciones de combustible en la zona de frontera.

San Antonio, Estado Tachira.-  Desde la implementación del cierre del tráfico vehicular por  los puentes internacionales  Simón  Bolívar y Francisco de Paula Santander,  las estaciones de servicio de combustible de los municipios limítrofes del estado Táchira  lucen desoladas.
La medida de cierre  de fronteras ordenada por el Gobierno venezolano comenzó a regir desde el pasado jueves  y durante los días sucesivos  fue  disminuyendo sustancialmente la afluencia de vehículos hacia las estaciones de servicio,  no solamente de San Antonio, Ureña, sino también de Rubio,  los  Capachos,  donde  está  vigente el decreto de excepción.
A las estaciones de combustible nacionales de San Antonio, esporádicamente llegan vehículos  a surtir  gasolina y no hay las largas  filas que se apreciaban en los días precedentes al cierre de fronteras.   Pero no sólo son las  gasolineras  donde  surten los carros  particulares  las que están  desoladas,  también  las destinadas a  los vehículos  tipo taxis, transporte colectivo, por puesto y de carga.
El ambiente que se aprecia en las estaciones de servicio de los municipios limítrofes del estado Táchira  es completamente distinto al que se vive cuando está abierto el paso  fronterizo, con largas  colas de  vehículos, donde  los  usuarios demoran  horas para poder abastecer combustible.
Además del cierre del paso por los puentes internacionales,  los operativos de control  y revisión que adelantan  los organismos de seguridad que distintos barrios  y sectores de los municipios donde rige el estado de excepción  han causado temor  en la gente que almacena  combustible en viviendas  y depósitos clandestinos,   para luego  pasarlo de contrabando hacia   territorio colombiano.
Incluso el alcalde del municipio Pedro María Ureña,  Alejandro  García,  dijo:  “quiero exhortar a los contrabandistas  que están botando los combustibles que tenían  almacenados  en sus casas, que no los han podido pasar  por el torniquete  que le tienen las Fuerzas Armadas a la frontera,  que no lo boten a las alcantarillas, a los encloacados de las viviendas que habitan porque están  convirtiendo  esto en  una bomba de tiempo”.
“Tenemos noticias de que por verter  gasolina  en una vivienda en La Esperanza  explotó la  cloaca  y esto nos puede  traer consecuencias  lamentables;  igualmente los lechos de las quebradas y  el río están siendo  contaminados  por estos  sinvergüenzas que están botando los líquidos  en las corrientes, matando con ello el pescado y contaminando las aguas”,  agregó el burgomaestre.

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