martes, 13 de septiembre de 2011

Gasolineros cierran el puente internacional Francisco de Paula Santander

Desde tempranas horas se inhabilitó el paso vehicular debido a las protestas de los vendedores de gasolina.

Un grupo de pimpineros bloqueó el puente Francisco de Paula Santander, ocasionando inconvenientes a quienes necesitaban cruzar el paso internacional sobre el río Táchira.

Decenas de personas quedaron a uno y otro lado de la línea fronteriza, porque además de impedirse el flujo vehicular, no se permitió pasar caminando.

Esa situación produjo inconformidad entre los afectados, manifestando que los bloqueos se convirtieron en una constante  que afecta el normal proceso de integración entre las poblaciones de Ureña (Venezuela)  y Cúcuta, la buena vecindad y el comercio binacional,   ante lo cual la Policía se mantiene expectante y deja que pase.

Ancianos, niños, estudiantes y personas de todas las condiciones sufrieron los rigores de permanecer en una cola vehicular por largas horas o exponerse al intentar cruzar por las aguas del Táchira, que ayer bajaba con un considerable caudal.

El cierre que se inició a las 10:00 de la mañana y se prolongó hasta las 4:30 de la tarde, lo protagonizaron integrantes del Sindicato de Trabajadores de la Gasolina (Sintragasolina), que según explicaron, congrega a 5.000 personas que se dedican a la venta informal de combustibles en las calles del Área Metropolitana de Cúcuta y otras localidades de Norte de Santander.

El paso por el puente Simón Bolívar, entre Villa del Rosario y San Antonio del Táchira, fue la única opción para quienes cruzaron desde y hacia Venezuela. 

Luis Emilio Pineda, dijo que protestan porque fueron excluidos del negocio de importación de gasolina producto del convenio entre la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y Ecopetrol, que se retomó el pasado 3 de abril como parte del reimpulso de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela. El convenio fue suspendido el 18 de agosto del 2009, producto de las diferencias diplomáticas surgidas entre los gobiernos de las dos naciones hermanas.

Mediante ese convenio están cruzando todos los días el puente internacional Francisco de Paula Santander 10 gandolas Iveco, con capacidad para 35 toneladas,  cada una con 37.000 litros de gasolina, y cinco, cada una con 40.000 litros de ACPM.

Hay 11 familias aprovechándose del combustible que llega a Norte de Santander producto de esos acuerdos, mientras que el grueso de los pimpineros, que por años ha permanecido en la informalidad no es  tenido en cuenta, según Pineda.

Carlos Salazar, vocero de Sintragasolina, dijo que están reclamando la participación en el negocio de importación que les corresponde.

Denunció que la gasolina y el gasoil que traen a diario las 15 gandolas de Pdvsa hasta las plantas de acopio en la vereda Agua Linda (Los Patios) y Terpel (Cúcuta), es llevado para el interior del país por quienes tienen a cargo la distribución de ese combustible a las 96 bombas de Norte de Santander para venderlo al consumidor final.

“Eso era una ayuda para nosotros los pimpineros, pero nos sacaron del negocio, pese a que estamos  organizados y hemos reclamado nuestros derechos mediante el diálogo y la movilización pacífica”, dijo.

El tesorero de Sintragasolina, Oderban Vargas, dijo que en un primer cierre del puente Francisco de Paula Santander, se nombró una comisión para revisar las peticiones del gremio con funcionarios del gobierno departamental y la Cooperativa Múltiple de Pimpineros de Norte de Santander (Coomulpinort), que en este momento maneja parte del negocio, pero no se llegó a nada concreto, por lo que decidieron hacer una nueva protesta para llamar la atención de los gobiernos de Colombia y Venezuela

Dijo que los verdaderos pimpineros están pasando por un mal momento, ya que a partir de la automatización de las bombas en Táchira para el despacho de combustible, solo están vendiendo a los vehículos que tienen el chip o ‘Tag’, lo que está afectando el negocio.

Disminuyó el 30 por ciento de la gasolina que ingresa al Área Metropolitana de Cúcuta de contrabando, lo que ha disparado el precio de la pimpina a $20.000 y más, según Oderban Vargas.

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