sábado, 8 de octubre de 2011

Leche en polvo, un rebusque lucrativo

El kilo de leche en polvo se compra en los supermercados de Ureña y San Antonio, a precio regulado, en 20,81 bolívares fuertes ($5.000).

Personas organizadas compran el producto en una especie de carrusel, para traerlo de contrabando a Cúcuta, donde lo venden a mayoristas a razón de $7.500 (33 bolívares fuertes), quienes a su vez lo expenden al público  en $11.000 y $12.000 (50 bolívares fuertes), incrementándose el precio en 130 por ciento durante esa intermediación.

La diferencia cambiaria del bolívar respecto al peso, hace que sea un negocio jugoso traer productos de la dieta básica venezolana a la capital y otras localidades de Norte de Santander, en especial leche, aceite, arroz, azúcar, margarina, harina, entre otros.

Como la demanda se dispara al entrar cada día más personas al ‘rebusque’, esa mercancía desaparece con rapidez de los anaqueles de supermercados, abastos y bodegas (tiendas), ocasionado desabastecimiento, acaparamiento y especulación, en afectación directa de los habitantes de las poblaciones fronterizas de Táchira, según denuncias.

Pese al trabajo que cumplen en los pasos fronterizos la Guardia Nacional y los constantes operativos que aplican en los diferentes establecimientos comerciales funcionarios del Instituto  para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis), los alimentos son llevados masivamente a territorio colombiano por los caminos verdes y en vehículos, dijeron gremios y consumidores  consultados.

Comerciantes de víveres en el eje fronterizo, denunciaron que tienen identificadas a ‘bandas’ que están generando una situación de escasez, al comprar exclusivamente  productos regulados por el Gobierno, que tienen una alta demanda en Cúcuta.

Se trata de contrabando de extracción de alimentos de manera masiva, porque en cada negocio esas personas compran cuatro y cinco veces los mismos productos, que guardan en vehículos hasta completar los fardos que son trasladados hasta centros de acopio en Norte de Santander, según la denuncia.

Esa actividad afecta el propósito de las empresas formalmente establecidas, que con apego a la normatividad procuran llegar a los consumidores finales con precios regulados y una distribución equitativa y justa, según  Leonardo Pérez Molina,  propietario de Santandereana Automercado, que funciona en la avenida principal de Ureña.

Dijo que en su negocio venden en promedio al día 600 kilos de leche, 300 de los cuales son adquiridos para negocio por un grupo reducido de personas, quitándole la oportunidad de comprar el producto a las amas de casa.

Explicó que en los supermercados no condicionan al cliente para que compre uno u otro producto, situación que aprovechan algunos para lucrarse, sin tener en cuenta el perjuicio que le causan a la mayoría.

No estamos en contra que los habitantes de Norte de Santander vengan  a comprar, pero se está detectando aquellos que lo hacen como negocio. Hay casos en que ofrecen dinero a desprevenidos clientes para que les compren leche y otros productos regulados, por lo jugoso de la ganancia, según el empresario.

Los comerciantes reiteraron el llamado a los organismos de seguridad que tienen presencia en Ureña y San Antonio, “para que  metan en cintura a quienes están comercializando con el sufrimiento del pueblo de la frontera, dañando la labor del comercio organizado de llegar a cada hogar con productos regulados y que puedan obtener todos”.

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