martes, 14 de agosto de 2012

En el Nigh Club Rumichaca se gestó el Frente Fronteras de las AUC


Juan Ramón de las Aguas Ospino, alias Rumichaca, fue bautizado así por el grupo inicial de paramilitares que llegó el 9 de mayo de 1999, enviado por Carlos Castaño, para apoderarse de Cúcuta.

Ospino hacía parte de la escolta de Édgar Cercado, alias Papo, propietario del night club que aún hoy lleva este nombre: Rumichaca.

Según contó Ospino a la magistrada Alexandra Valencia Molina, durante el juicio que se le sigue a él y otros cinco jefes del Bloque Catatumbo, en el prostíbulo, que albergaba 30 mujeres traídas desde Cali, Medellín, Pereira y Armenia, Jorge Iván Laverde Zapata, alias El Iguano, ultimó los detalles junto a Lorenzo González Quinchía, alias Yunda, de lo que sería el Frente Fronteras de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).

Ospino se inició en el mundo criminal luego de finalizar su servicio militar obligatorio.

“Cuando salí del Ejército me puse a trabajar en una ladrillera en Villa del Rosario. Hasta este sitio llegaba Papo con sus escoltas, en camionetas lujosas, a comprar materiales para la adecuación de su negocio. Desde la primera vez que lo vi supe que quería ser como él, un hombre poderoso”, contó.

En una de las visitas que hizo Papo a la ladrillera, Ospino le preguntó qué tenía qué hacer para trabajar con él. Este le respondió que lo esperaba el sábado siguiente en su negocio, el prostíbulo Rumichaca.

“Ese sábado llegué y me dijo que me pusiera a prestar guardia en una de las garitas que hay en el lugar. Me dieron un arma y empecé como celador. Le trabajé 15 días gratis. Después de ese tiempo me llamó y me dijo que sí le servía. Solo entonces me empezó a pagar”, recordó Ospino.

Desde ese día, Ramón de las Aguas se convirtió en uno de los escoltas de confianza de Papo. Dada su cercanía con este, fue testigo de primera mano de las negociaciones que hicieron con él  El Iguano y los otros cuatro ‘paras’ que Carlos Castaño había enviado a Cúcuta.

“Papo tenía una banda llamada Los Polleros. Éramos como 20 hombres. Cuando llegó El Iguano, nosotros dejamos de ser de Los Polleros y pasamos a formar parte de las Auc. Ya no nos daba órdenes Papo sino El Iguano. Él también le debía obedecer a Laverde Zapata”, sostuvo Ospino ante la magistrada.

Cuando pasó a ser miembro de las Auc, Ospino, ahora conocido como Rumichaca, fue enviado a formar parte de un grupo especial que el Frente Fronteras organizó para asesinar a las personas que consideraban guerrilleras o colaboradoras de la insurgencia.

“Participé en muchos homicidios que ya he confesado. Esas órdenes me las daba El Iguano. Me entregaba una lista y yo salía a ejecutar a las personas que ahí estaban escritas. No preguntaba por qué las mandaban a matar, solo obedecía”, sostuvo.

Dentro de su relato, Rumichaca recordó uno de los homicidios que más tiempo le tomó ejecutar.

En el barrio El Rodeo, por Belén, había una cancha de tejo que era administrada por un señor al que llamaban El Mocho. Según la información que manejaban las Auc, El Mocho era un comandante de la guerrilla que controlaba esta zona y parte de la ciudadela Juan Atalaya.

“Alias Gustavo 18 (Yesid Alarcón), que era mi jefe directo en el Frente Fronteras, me dijo que a ese señor (El Mocho) había que matarlo, pero antes, sacarle toda la información que tuviera de sus colaboradores. Me infiltré en el barrio, me hice su amigo y cuando tenía suficiente información, le pasé el reporte a Gustavo 18. Este me dijo que lo matara”, indicó Rumichaca.

El día que iban a asesinar a El Mocho, Gustavo 18 se reunió con los policías de la estación de Belén y les pidió 30 minutos para llevar a cabo el crimen. Seguros de que no se iban a encontrar con una patrulla de la Policía, Rumichaca salió a matar al que se había convertido en su amigo, El Mocho.

“Como vieron que era hábil para infiltrarme, me encomendaron más misiones de estas. Me infiltré en la banda de alias Surca (José Orlando Velásquez) mientras este estaba preso. Me hice amigo de los pelados que trabajaban con él y los puse a enfrentarse con las bandas de Caimito y Santo Domingo. Muchos se mataron entre sí, sin necesidad de que nosotros actuáramos”, recordó Ospino.

La última misión que le encomendaron a Rumichaca fue la que lo llevó a la cárcel. Según su propio testimonio, le fue ordenado asesinar al exdefensor del Pueblo, Iván Villamizar Luciani.

“Me capturaron por ese crimen. Los ‘paras’ me enviaron a un abogado pero yo no acepté los cargos. Desde que caí preso, El Iguano se encargó de mi familia”, sostuvo Ospino, quien hoy hace parte del proceso de Justicia y Paz como desmovilizado del Frente Fronteras.

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