Respectivamente, alias “Giovanni”, alias “Martín Llanos”, alias “Caballo",
Camilo Herrera,Javier Velasco, el General (r) Mauricio Santoyo, alias
“Fritanga”, alias “Sebastián”.General (r) Rito Alejo del Rio, alias “Loco
Barrera”, alias “Mi Sangre”.
Cae el telón de este 2012 repleto de noticias judiciales: la caída de los
principales capos del narcotráfico; un falso psiquiatra que durante 10 años
emitió conceptos en Medicina Legal con apenas dos semestres de estudios; los
atroces crímenes de Rosa Elvira Cely y Viviam Urrego, y sus asesinos, hoy,
condenados por la justicia; el bochornoso expediente por su colaboración con el
narcoparamilitarismo del primer general en la historia del país extraditado a
Estados Unidos, y la condena de quien fue llamado hace tres lustros El
pacificador de Urabá, por el homicidio de un campesino en 1997. Apenas un
brochazo de episodios en un país judicial como Colombia, donde un escándalo tapa
al que sigue y donde no pareciera haber tiempo para digerir tanta barbarie.
El año judicial comenzó con la muerte el 1° de enero de 2012 del jefe de la
banda criminal Los Urabeños, Juan de Dios Úsuga, luego de un operativo de la
Policía en la finca Casa Verde en Acandí (Chocó). Entre los nuevos desarrollos
del expediente por el carrusel de la contratación en Bogotá, se fue el mes de
enero sin mayores novedades, hasta que el seis de febrero fueron detenidos en
Venezuela los hermanos Héctor Germán y Nelson Orlando Buitrago, alias Martín
Llanos y Caballo, respectivamente, y los comandantes de las Autodenfensas
Campesinas de Casanare que se trenzaron en una guerra a muerte con el Bloque
Centauros de Miguel Arroyave que habría dejado no menos de 3.000 víctimas.
El 17 de febrero se descubrió que el supuesto médico psiquiatra, Camilo
Herrera Triana resultó ser un embustero que durante una década emitió conceptos
especializados en 1.909 casos en Medicina Legal. Su hoja de vida estaba repleta
de falsedades y acreditaciones que nunca tuvo, pero que le permitieron desde
1987 ejercer como médico en distintos centros asistenciales o de rehabilitación
e incluso en el Bienestar Familiar. Un recorrido de falsedades y adulteraciones
que lo llevó a presidir la Asociación Colombiana de Medicina Legal y a ser
nombrado presidente del Fondo de Empleados del Instituto de Medicina Legal.
Nunca nadie verificó sus certificados educativos hasta que la justicia probó sus
múltiples mentiras que hoy lo tienen preso y condenado.
El 31 de marzo, en la plazoleta de comidas del centro comercial Gran Estación
en Bogotá, Giovanny Ceballos atacó a su esposa Viviam Urrego con su navaja y le
propinó 20 puñaladas ante la mirada atónita de los padres de ella, la madre y el
primer hijo de él y la hija de ambos. Fue el epílogo de una relación cruzada por
el maltrato y las golpizas, desde que se casaron en el año 2008. Poco antes de
morir, ella lo abandonó, pues quería divorciarse, pero él no se lo permitió. A
45 años de prisión fue sentenciado por el horripilante asesinato de Viviam. Casi
dos meses después otro homicidio dejó estupefacta a Colombia por el grado de
barbarie: el de Rosa Elvira Cely.
Violada, torturada y empalada, en la madrugada del jueves 24 de mayo, la
vendedora ambulante fue encontrada agonizante por la Policía. Con las escasas
fuerzas que tenía dio pistas sobre su verdugo, para morir cuatro días después.
Le encontraron residuos vegetales y tierra en su estómago. El 3 de junio fue
capturado su asesino Javier Velasco Valenzuela, un criminal que en 2003 también
había asesinado a machetazos a Dismila Ochoa, pero que alegando trastornos
mentales sólo estuvo de paso durante seis meses por un centro psiquiátrico.
Después vino a saberse que también abusaba de sus dos hijas. En esencia, el
rostro de un matón que burló la justicia desde hace una década, pero que hoy
purga una pena de 48 años de cárcel, porque su saldo con la humanidad estaba al
debe.
En junio, estalló el escándalo del general en retiro Mauricio Santoyo. Una
corte federal de Estados Unidos lo acusó de colaborar con las autodefensas entre
2001 y 2008 y de recibir pagos millonarios por ser el Soplón de la mafia. Buena
parte de su apoyo a esta organización se dio mientras era el jefe de seguridad
de la Casa de Nariño, durante el gobierno de Álvaro Uribe. Al principio negó
cualquier vínculo, pero el 3 de julio viajó a EE.UU. para buscar un acuerdo.
Finalmente, fue condenado a 13 años de cárcel y a pagar una multa de 125.000
dólares, luego de haberse declarado culpable de colaborar con el
narcotráfico.
Una ostentosa fiesta fue el siguiente lunar en el año judicial colombiano.
Camilo Torres, alias Fritanga, durante la celebración de su matrimonio en la
isla Múcura en el Golfo de Morrosquillo, fue detenido. Las “narcoextravagancias”
de su parranda de $2.500 millones, incluyeron la participación de 11 orquestas
que durante una semana festejaron la unión. Algunos actores fueron invitados al
jolgorio. Cuando la Policía allanó el lugar, los invitados creyeron que se
trataba de otro acto circense promovido por Fritanga. Incluso algunos
aplaudieron a la Fuerza Pública.
Los crímenes en el Urabá, azotado por el paramilitarismo, ya empezaron a
tener responsables en las Fuerzas Armadas. El asesinato del campesino Marino
López Mena, durante una incursión de las AUC en Riosucio (Chocó) el 26 de
febrero de 1997, fue la mancha negra que sentenció a 25 años de prisión al
general (r) y excomandante de la Brigada XVII del Ejército, Rito Alejo del Río,
como coautor del hecho. Al excomandante se le acusó de facilitar el
desplazamiento de paramilitares en la zona durante 10 días, mientras su comando,
supuestamente, hacía operaciones para evitar que grupos ilegales atacaran
poblaciones civiles.
Tres capos del narcotráfico que durante años evadieron a las autoridades
finalmente fueron capturados: Érickson Vargas, alias Sebastián, jefe de la
Oficina de Envigado; Daniel Barrera, alias el Loco Barrera, el último gran líder
del crimen organizado, y Henry de Jesús López, alias Mi Sangre, cabecilla de
“Los Urabeños”. El pasado 8 de agosto en el municipio de Copacabana (Antioquia),
Sebastián, tras años de seguimientos fue arrestado en un operativo que causó la
muerte de su hombre de confianza y puso en jaque a su organización criminal.
Las operaciones de la Policía Nacional no cesaron y en un trabajo conjunto
con autoridades venezolanas dieron con el paradero del Loco Barrera en la ciudad
de San Cristóbal del vecino país. Sin pensar que una llamada desde una cabina
telefónica sería su error, el capo más buscado de los últimos tiempos y que
tenía conexiones con paramilitares y guerrilleros cayó sorprendido en manos de
las autoridades. El narco intencionalmente se quemó sus huellas digitales de sus
manos, para evitar ser identificado, pero al final se reconoció que era el
mafioso más buscado.
La última captura importante del año afectó directamente a “Los Urabeños”. Mi
Sangre fue nuevamente detenido por la justicia Argentina y hoy se encuentra en
el pasillo de extradición a Estados Unidos.
La justicia en el 2012 cierra entonces con aciertos y errores. Entre el paro
y penas ejemplares a los personajes más malos, termina el año judicial.
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