En un patrullaje de rutina, en jurisdicción de la finca Agua Sucia, en la vereda La Uchema Villa del Rosario, un soldado que patrullaba con su grupo se encontró con un zapato que sobresalía de un montículo de tierra. Al escarbar un poco, se dio cuenta de que se trataba de un cadáver.
Los militares avisaron de inmediato al Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) y un grupo de peritos forenses fue al sitio a verificar la información.
El cuerpo fue enterrado en un hueco de un metro y medio de largo, uno de ancho y uno de profundidad.
A simple vista, los expertos forenses le apreciaron un disparo en la cabeza. Vestían botas de caucho, bluyín y camibuzo verde.
En uno de los bolsillos del pantalón tenía una cédula a nombre de Carlos Andrés Rojas Padilla, de 20 años, natural de Montería, Córdoba.
Pese a este documento de identificación, las autoridades decidieron dejarlo como NN para que sea Medicina Legal la que establezca su verdadera identidad. Así como la fecha de la muerte.
Cerca del lugar estaba una trinchera con amplia visibilidad, la cual presumen sería utilizada por bandas criminales.
Los militares avisaron de inmediato al Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) y un grupo de peritos forenses fue al sitio a verificar la información.
El cuerpo fue enterrado en un hueco de un metro y medio de largo, uno de ancho y uno de profundidad.
A simple vista, los expertos forenses le apreciaron un disparo en la cabeza. Vestían botas de caucho, bluyín y camibuzo verde.
En uno de los bolsillos del pantalón tenía una cédula a nombre de Carlos Andrés Rojas Padilla, de 20 años, natural de Montería, Córdoba.
Pese a este documento de identificación, las autoridades decidieron dejarlo como NN para que sea Medicina Legal la que establezca su verdadera identidad. Así como la fecha de la muerte.
Cerca del lugar estaba una trinchera con amplia visibilidad, la cual presumen sería utilizada por bandas criminales.
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