domingo, 30 de junio de 2013

Adiós a la senadora que luchó por los niños

Un cáncer acabó en la noche del sábado con la vida de Gilma Jiménez.


El cáncer le ganó la batalla a la senadora del Partido Verde Gilma Jiménez, quien en la noche del sábado falleció a los 57 años.
“La Clínica del Country lamenta informar que la paciente (...) falleció el día de hoy (sábado) a las 6:31 p.m., luego de haber sido diagnosticada y tratada en esta institución por una enfermedad que la aquejaba desde hace un largo tiempo”, señaló el centro asistencial en un comunicado divulgado anoche y en el que daba cuenta de la trágica noticia. 
La congresista había ingresado a esa clínica hace 15 días ante el deterioro de su salud, pero poco a poco se fue agravando a pesar de los esfuerzos médicos.
Jiménez fue la defensora de los niños, la senadora que no se cansó de impulsar la cadena perpetua para los violadores de menores. Hasta último momento ese fue su empeño. Además, en el 2010, obtuvo la segunda votación más alta para Congreso (207.779 sufragios).
Nació en Bogotá el 24 de abril de 1956. Fue trabajadora social, madre cabeza de hogar –con dos hijas– y también abuela de Dieguito, el nieto que adoraba.
Fue una persona muy frentera, que decía lo que sentía y pensaba, que tenía convicciones de fondo, que no cambiaba de opinión de un momento a otro.
Era una mujer recia, que sabía que, por encima de cualquier cosa, estaban los derechos de los niños. “El resto, que lo investiguen otros”, decía cuando se le cuestionaba su defensa implacable en casos donde existía el beneficio de la duda.
Su trabajo como defensora de los derechos de la niñez mientras fue directora del Departamento Administrativo de Bienestar Social del Distrito (hoy Secretaría de Integración Social), la catapultó a nivel nacional como líder de esta causa. 
Al lado del exalcalde Enrique Peñalosa logró un gran reconocimiento, no solo por la construcción de una red de jardines sociales y la puesta en marcha de programas integrales para la atención de habitantes de la calle, sino por su vocación para responder a las necesidades de los más vulnerables.
“La conocí en 1982, cuando ambos trabajamos en Planeación de Cundinamarca. Desde entonces fuimos amigos, repartimos cientos de miles de plegables en calles, buses y barrios”, recordó Peñalosa.
Fue elegida dos veces consecutivas concejal de Bogotá y nunca dejó de llamar la atención con sus argumentos en los debates de temas álgidos relacionados con salud, educación o movilidad. 
Fue autora de polémicos acuerdos en defensa de los niños de la ciudad. Los muros de la infamia, la prohibición de las ‘chiquitecas’, la exigencia de estándares de calidad para el funcionamiento de los jardines infantiles y la accesibilidad a medios de planificación familiar gratuitos fueron algunas de sus propuestas.
El Espectador y el Tiempo la destacaron como uno de los personajes del año en el 2008 y el 2009, respectivamente.
En el 2010, avalada por el Partido Verde, llegó al Congreso, donde no cejó en su empeño por sacar adelante iniciativas en favor de los niños víctimas del abuso.
Por eso, anoche, una de sus hijas dijo en la Clínica del Country que “el mejor homenaje que le puede hacer el país es continuar fervientemente con esta causa para lograr un país viable, como ella siempre lo soñó”.
Tras conocerse su muerte, las voces de dolor se hicieron escuchar. Las redes sociales se llenaron de mensajes en que se lamentaba su fallecimiento.

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