Carmen Arévalo, gerente del Fondo de Adaptación.
Han pasado tres años desde que Gramalote, Norte de Santander, quedó completamente destruido por los movimientos de tierra que ocasionó el invierno en diciembre de 2010. Las más de 900 familias damnificadas no se han vuelto a encontrar, el pueblo permanece vacío y las ruinas de la iglesia serán patrimonio de la humanidad. “Pueden estar tranquilos que el Gobierno Nacional va a estar muy pendiente de lo que aquí está sucediendo”, expresó el presidente Juan Manuel Santos días después de la tragedia, sin embargo, los avances en estos años habían brillado por su ausencia.
Carmen Arévalo, gerente del Fondo de Adaptación, habló con este diario para darle una luz verde a los gramaloteros, contar las actividades realizadas y el tiempo que tardará el proceso de reubicación.
¿Desde que el Fondo de Adaptación está a cargo de Gramalote, qué ha hecho?
A nosotros Colombia Humanitaria nos pasa ese mandato en abril de 2012. Cuando lo recibimos lo primero que hacemos es revisar los estudios técnicos y completarlos; vemos que no había mapa de amenaza en ese momento y empezamos a mirar impactos ambientales, accesibilidad, impactos en la comunidad rural y conectividad. Se miraron cuatro opciones y al final la evaluación dice que el sitio más seguro es Miraflores, y se tomó la decisión de llevarlo para allá.
¿Por qué tres años para establecer el sitio de reubicación?
Porque queremos hacer el pueblo bien, reconstruirlo primero con seguridad, con todos los requerimientos de diseño, con el cambio de uso de suelo, porque el nuevo terreno de Miraflores es rural, tenemos que reformar el Esquema de Ordenamiento Territorial (EOT). Hay una serie de actividades que toman tiempo. Normalmente las reubicaciones tardan entre cuatro e incluso siete años.
¿Cuáles son las nuevas fechas para la reubicación?
Tenemos programado que hacia finales de 2014 ya debemos estar haciendo casas, porque primero hay que hacer toda la infraestructura, redes, vías, todo el proceso de urbanismo, el loteo y ya se espera que en dos años el pueblo esté listo. Yo diría que el retorno masivo se dará el segundo semestre de 2015.
¿Qué incluye la programación que tienen prevista?
Tenemos cuatro grandes grupos de actividades. La primera era gestión predial, identificamos el sitio, delimitamos la nueva cabecera municipal, hicimos el análisis de cuáles lotes eran y quienes eran los propietarios, hoy ese tema ya está definido. Otra línea de intervención es la parte urbanística, cómo va a quedar, cómo son las vías, cómo son los barrios, dónde están los usos de suelo. La tercera actividad es la infraestructura básica para poder acceder tanto en vías como en la conducción de agua potable, y la última es la parte social, el acompañamiento permanente a los habitantes.
¿Están de acuerdo los gramaloteros con esa ubicación?
La mayoría de ellos sí, sin embargo hay unos pocos que insisten que el pueblo se construya en Pomarroso. Pero en Miraflores todo va muy bien, nosotros en febrero tendremos el 82% de los predios adquiridos, los que nos quedan pendientes hacen parte del área de expansión, pero se están cumpliendo los tiempos.
¿Cuál será el área total del nuevo territorio?
Se están adquiriendo 100 hectáreas de las cuales se van a urbanizar 60, quedan unas para expansión. Va a ser mucho más generoso, el anterior tenía menos de la mitad de espacio para las áreas verdes.
¿Cuánto cuesta reconstruir el pueblo?
La inversión son $168.000 millones de pesos en todo el proceso.
¿En arquitectura cuál será la novedad?
Este es un espacio con más áreas libres, hay mayor integración con la naturaleza, hay cauces de cañadas que se están respetando, estará la iglesia, el mercado, edificios administrativos y el cementerio. Nosotros hoy le apostamos a la búsqueda de la sostenibilidad a través de prácticas de vida, protección de fuentes de agua, reforestación, mayores áreas verdes en todo el territorio, este es el primer reasentamiento del siglo XXI.

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