Juan Fernando Cristo Bustos, expresidente del Senado, presentó en Cúcuta, el balance de su gestión durante 16 años de trayectoria en el Congreso.
El pasado 19 de julio fue el último día de Juan Fernando Cristo Bustos como senador de la República, después de 16 años consecutivos de estadía en esta corporación, a la que llegó en 1998, tras la abrupta partida de su padre, Jorge Cristo Sahium, asesinado en 1997 por la guerrilla del Eln.
Reconocido como uno de los dirigentes políticos más destacados del país, el ahora excongresista liberal decidió dar un paso al costado, al considerar que su deber en esta corporación estaba cumplido y como él mismo lo dice: “para dedicarse a otros escenarios”.
Espacio que seguramente estará al lado del segundo gobierno del presidente Juan Manuel Santos, del cual ha sido uno de sus más fieles escuderos.
Mientras se define su futuro en el gabinete, Cristo ha dicho que estará dedicado a las víctimas, sector al que le entregó su mayor trabajo en el Congreso y que se convirtió en su principal y más satisfactorio logro como senador de la República, como quiera que fue él el autor de la histórica Ley de Víctimas y Restitución de Tierras.
Tras su partida del Legislativo, el senador nortesantandereano habló con La Opinión sobre sus mejores logros en estos cuatro periodos de carrera parlamentaria, lo que le deja al departamento y lo que espera de su carrera política.
Reconocido como uno de los dirigentes políticos más destacados del país, el ahora excongresista liberal decidió dar un paso al costado, al considerar que su deber en esta corporación estaba cumplido y como él mismo lo dice: “para dedicarse a otros escenarios”.
Espacio que seguramente estará al lado del segundo gobierno del presidente Juan Manuel Santos, del cual ha sido uno de sus más fieles escuderos.
Mientras se define su futuro en el gabinete, Cristo ha dicho que estará dedicado a las víctimas, sector al que le entregó su mayor trabajo en el Congreso y que se convirtió en su principal y más satisfactorio logro como senador de la República, como quiera que fue él el autor de la histórica Ley de Víctimas y Restitución de Tierras.
Tras su partida del Legislativo, el senador nortesantandereano habló con La Opinión sobre sus mejores logros en estos cuatro periodos de carrera parlamentaria, lo que le deja al departamento y lo que espera de su carrera política.
¿Cuál es el balance que usted le presenta al departamento frente al último periodo que estuvo en el Senado de la República?
Me voy con la satisfacción del deber cumplido, con la frente en alto de haber dejado bien el nombre de Norte de Santander en esta Presidencia del Senado y durante los últimos 16 años en el Congreso. Hicimos una tarea que a algunos les parecerá insuficiente, y eso es legítimo, pero mediante la que pudimos defender los intereses del departamento, haciendo el ejercicio de la oposición durante muchos años, que creo le conviene al país, a pesar de la incomprensión de muchos sectores. En los últimos cuatro años que pudimos acompañar al Gobierno creo que la gestión para atraer recursos al departamento y sacar proyectos adelante fue muy importante porque hace muchísimos años, tal vez desde el gobierno del presidente Barco, no se sacaban procesos tan ambiciosos como el acueducto metropolitano. Estamos trabajando y esperamos seguirlo haciendo con el gobernador y el sector privado para poner en marcha la construcción de la refinería de Tibú, entre otros muchos proyectos claves para el desarrollo de la región.
¿Fue la Ley de Víctimas su mayor logro en estos cuatro periodos que tuvo la oportunidad de ocupar una silla en el Legislativo?
La Ley de Víctimas y Restitución de Tierras es la norma más importante que se ha aprobado en Colombia en los últimos 20 o 30 años. Significó una transformación estructural de la sociedad colombiana, abrió las puertas para una negociación de paz en La Habana y le dio legitimidad ética y política al Estado colombiano para esa negociación. Además, va a permitir que las víctimas sean dignificadas, reconocidas y existan hoy en la agenda pública del país. No cabe duda que hicimos un esfuerzo durante cinco años por sacar adelante esa ley y por eso creo que es la mayor satisfacción de mi paso por el Congreso en estos 16 años.
¿Cómo ha visto los primeros años de implementación de la ley y qué cree que hace falta para fortalecerla?
No hay un Estado en el mundo entero que haya cometido el desafío de Colombia de reparar a sus víctimas, que en nuestro caso son millones. La tarea no es fácil, se tienen muchos tropiezos, dificultades, pero lo que se ha logrado hasta el momento es histórico. Ya hay más de 400.000 víctimas reparadas y más de 30.000 hectáreas de tierra restituidas; se está avanzando en la construcción de centros de atención a víctimas en todo el país; se está haciendo una inversión de $6 billones anuales en la reparación; se está reconstruyendo la memoria histórica del país. En ese sentido, creo que la ley avanza por buen camino. Obviamente, hay que mejorar, acelerar la ejecución, pero como todas, esta es una ley que no está exenta a los tropiezos y dificultades en su aplicación y de muchos enemigos que aún le quedan.
¿Cuáles son para usted esos enemigos?
Aquí hay unos enemigos legales y otros ilegales. Los legales, que no compartimos su posición, porque creemos que están equivocados toda vez que no consideran necesario reparar a las víctimas del conflicto en este país, porque creen que es muy costoso, los encabeza obviamente el expresidente Álvaro Uribe y el Centro Democrático. Pero el mayor problema son los enemigos ilegales, que son aquellos despojadores que en los últimos 20 años les arrebataron más de 5 millones de hectáreas a los campesinos de este país y que se resisten a que se les devuelvan esas tierras a los propietarios. Que pretenden utilizar la misma violencia para impedir la restitución de las tierras que ellos despojaron.
¿Otra de sus cruzadas como congresista fue la defensa de las iniciativas relacionadas con la frontera. Cree que pudo cumplir la tarea o siente que le quedó faltando algo?
Me voy satisfecho porque queda un texto de una Ley de Fronteras que si logramos sacarlo adelante en la Cámara de Representantes, como fue aprobado en el Senado, va a ser un instrumento que tiene muchos dientes, garantías de inversión pública y exenciones para la región. Le hice la invitación al gobernador para que convoque cuanto antes a la bancada que se acaba de posesionar para comprometerlos a que en la Cámara asuman la defensa de ese texto, que va a ser muy importante para el desarrollo económico del departamento en el mediano y largo plazo y que fue posible sacar en tiempo récord con el apoyo del exsenador Carlos Barriga.
¿Cuál es el mayor beneficio para la frontera con esta nueva norma?
Esta legislación impone un mínimo de inversión pública en sectores sociales en las zonas de frontera; genera unos mecanismos de ingreso adicionales para la frontera por su condición y determina una serie de exenciones de carácter tributario para las inversiones que se hagan aquí y que sin duda alguna serían muy útiles en las actuales circunstancias.
¿Cómo cree que le fue en su paso por la Presidencia del Senado. Algunos no dudaron en criticarlo por su estrecha cercanía al Gobierno, pero hubo también quienes destacaron lo hecho en estos doce meses?
Creo que el que tiene que evaluar lo que se hizo es la gente, la ciudadanía y los partidos políticos. Sin embargo, me voy contento, primero, porque pudimos hacer una presidencia austera en el gasto, con transparencia en la ejecución y sin ninguna clase de cuestionamientos. Segundo, porque a pesar de que la última legislatura siempre coincide con las elecciones pudimos sacar leyes muy importantes como la que sanciona a los conductores ebrios en el país, la ley que aumentó el presupuesto para el sector agropecuario, la aprobación de una ley de extinción de dominio, el referendo para la paz, y muchas otras iniciativas relevantes. En tercer lugar, creo que era muy importante para el Congreso tener una paz política en época de elecciones y lo logramos garantizándole los derechos a los partidos políticos.
¿Dieciséis años fueron suficientes para sacar adelante el trabajo que usted aspiraba lograr como congresista?
Suficientísimos. Creo que cuando llegué al Senado, en el 98, pensé que iba a durar ocho años máximo y me doblé, pero creo que valió la pena porque en el último periodo fue que logramos cosechar especialmente la Ley de Víctimas que fue fundamental en este paso por el Congreso y para el país. Tomé la decisión de retirarme del Senado el mismo día que se aprobó esta norma, porque consideré que ya no había nada mucho más importante por hacer en esta corporación y que había que dedicarse a otros escenarios.
¿Esos otros escenarios incluyen un Ministerio?
A partir del 20 de julio quedamos en la sociedad civil, trabajando por la defensa de los derechos de las víctimas. Voy a participar en los foros que se están desarrollando como insumo para La Habana y trabajaré muy de cerca con estas organizaciones. Esperemos a ver qué sucede más adelante.
Se habla de que el segundo gobierno de Santos tendría un ministerio dedicado a los asuntos de paz, de víctimas y el postconflicto, ¿está usted en los planes de dirigir ese despacho?
Eso sería más que un ministerio, la transformación del Ministerio del Interior y esa es una posibilidad importante que hay para darle a esta cartera todo el músculo y la posibilidad de trabajar en el postconflicto con todas las entidades que hacen parte de este proceso. Pero eso es hasta ahora una idea que está en borrador.
Su hermano Andrés será su reemplazo en el Congreso, ¿de qué forma cree que deberá perfilarse para desarrollar un buen trabajo en favor de Norte de Santander?
Llega una persona distinta, con un estilo diferente y unas ideas nuevas. Hay que dejarlo que haga su tarea. Creo que darle consejos es muy difícil. Lo mejor es dejar que haga lo que tiene en mente, con un gran compromiso por Norte de Santander y Cúcuta. Pero también con un gran compromiso con la transparencia y el buen ejercicio de la actividad pública que fue lo que nos enseñó mi papá durante muchos años y sé que él lo tiene claro en sus valores. Eso es lo fundamental. De ahí para adelante impondrá su estilo y tendrá que empezar a gastarse la popularidad que tiene.
Proceso de paz
¿Qué futuro le ve al proceso de paz con las Farc. Es posible que se llegue a un acuerdo este año?
Soy muy optimista porque las partes ya están discutiendo el cuarto punto que es el de las víctimas y según parece, paralelamente, van a empezar a explorar el quinto que es el que tiene que ver con el desarme, la reintegración, qué penas se les van a aplicar a los miembros de las Farc y creo que si se trabaja a ese ritmo, en cuatro o cinco meses deberíamos tener un texto definitivo de acuerdo de paz.
¿Y cómo ve los diálogos con el Eln?
Pienso que el proceso con el Eln, que se adelantará en mesas distintas, tendrá unos puntos en común con el de las Farc, lo cual va a facilitar mucho que se acorten los términos de la negociación. Lo importante es que comience en el menor tiempo posible porque no sería conveniente para el país firmar una paz con las Farc y que el Eln siga actuando porque la verificación del cumplimiento de los pactado y la situación en las zonas donde conviven militar y políticamente las dos guerrillas sería muy difícil si persiste la acción violenta de uno de los dos.

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