Mafias del contrabando estarían vendiendo medicinas con empaques y códigos de registro colombianos.
Pastillas de acetaminofén y ácido fólico están siendo vendidas en farmacias de Maracaibo, traídas por las mafias del contrabando desde Colombia.
En los empaques se muestran códigos e impresiones de registro legal colombiano y destaca que son medicamentos de uso institucional.
De acuerdo a la investigación que realizara un equipo de prensa del diario local Panorama, se determinó que los códigos impresos en las medicinas no corresponden a las exhibidas, por lo que dudan de su legalidad.
El mayor Alejandro Carreño, comandante de la Policía Fiscal Aduanera de la Guajira en Colombia, confirmó que en la frontera colombo-venezolana continúa el tráfico ilegal de medicinas.
Dijo que este año han desarticulado seis estructuras criminales, compuestas por delincuentes de ambos países.
A una de estas organizaciones delictivas trasnacional se les descubrió una fábrica clandestina, en Barranquilla, donde falsificaban más de 1.000 pastillas por hora, de analgésicos, antigripales y otros productos como suero para niños.
Se encargaban de hacer el rotulado de los blíster con máquinas impresoras especiales y hacían el trasvasado de los medicamentos sin controles sanitarios. Además tenían contactos con laboratorios venezolanos que compraban los productos a bajos costos.
Por su parte, las autoridades sanitarias venezolanas hicieron un llamado a la población a no adquirir estos productos.
En los empaques se muestran códigos e impresiones de registro legal colombiano y destaca que son medicamentos de uso institucional.
De acuerdo a la investigación que realizara un equipo de prensa del diario local Panorama, se determinó que los códigos impresos en las medicinas no corresponden a las exhibidas, por lo que dudan de su legalidad.
El mayor Alejandro Carreño, comandante de la Policía Fiscal Aduanera de la Guajira en Colombia, confirmó que en la frontera colombo-venezolana continúa el tráfico ilegal de medicinas.
Dijo que este año han desarticulado seis estructuras criminales, compuestas por delincuentes de ambos países.
A una de estas organizaciones delictivas trasnacional se les descubrió una fábrica clandestina, en Barranquilla, donde falsificaban más de 1.000 pastillas por hora, de analgésicos, antigripales y otros productos como suero para niños.
Se encargaban de hacer el rotulado de los blíster con máquinas impresoras especiales y hacían el trasvasado de los medicamentos sin controles sanitarios. Además tenían contactos con laboratorios venezolanos que compraban los productos a bajos costos.
Por su parte, las autoridades sanitarias venezolanas hicieron un llamado a la población a no adquirir estos productos.
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