Las colas para surtir gasolina han sido la cara más fea del paisaje urbano del Táchira en las últimas semanas. “Me tocó pasar la noche aquí”, confirmó Pedro Varela el martes a las 6:00 de la mañana, sembrado en una hilera de más de 800 metros, a la entrada de La Grita. Más abajo, donde nace la autopista de La Fría, la estación de servicio más próxima a Guarumito alcanzaba dos kilómetros de largo esa misma mañana. Y todavía más abajo, entre el calor de San Cristóbal, conductores como Jesús López, se enfurecieron por las dos, tres y hasta cuatro horas de espera, que se están volviendo rutina. “Este es el único beneficio real de la renta petrolera, no puede ser que nos lo quiten así”, protestó, enérgico.
Los más de 174.551 vehículos que componen el parque automotor del Táchira (INE, 2011) tienen sed de gasolina. Y la que llega a las 99 estaciones de servicio del mercado nacional resulta insuficiente para cubrir una demanda que, a pesar del cierre de la frontera, se sigue compartiendo entre el consumo ciudadano y las mafias del contrabando.
El viernes, Pdvsa planificó un incremento especial de los despachos hacia el estado para este mismo fin de semana, de forma que el lunes próximo amanezca sin colas en el paisaje. Ayer, primer día de ejecución de este plan, se empezaron a notar los resultados: por primera vez en casi un mes, las colas se redujeron notablemente, por lo menos en San Cristóbal.
El estado más “seco”
El Complejo Refinador Paraguaná, en Falcón, tiene una capacidad de procesamiento de 955.000 barriles de crudo por día, pero en los últimos años ha desmejorado al punto que, ahora salen 450.000 barriles diarios en promedio, según datos del Sindicato de Trabajadores Petroleros del estado Falcón.
Esto explica por qué ha decaído la generación de combustible: se producen 80.000 barriles diarios de gasolina para un consumo nacional de 260.000 barriles por día. Y se llenan 110.000 barriles diarios de gasoil para un consumo nacional de 210.000 barriles por día. El déficit, el Estado busca compensarlo con gasolina importada, aunque las empresas le exigen pago inmediato, al carecer Pdvsa de crédito internacional.
Por todo lo anterior es que cada vez llega menos gasolina a estados como Táchira, afirmó Iván Freites, secretario de Profesionales y técnicos de la Federación de Trabajadores Petroleros de Venezuela. “El problema es que las refinerías cayeron en un deterioro demasiado grave”, explicó en entrevista telefónica, desde Falcón.
Freites enumeró en la lista de entidades con problemas: Aragua, Carabobo, Lara, Portuguesa, Apure, Barinas, Bolívar y Anzoátegui. “Pero, de todos, el estado más afectado con la crisis de la gasolina ha sido el Táchira”. Entonces, ¿el Táchira es prioridad en Paraguaná? Según el vocero, no. “La prioridad son Distrito Capital y Zulia, para evitar problemas sociales”.
La ruta de un oro líquido
Para que un chorro de gasolina caiga al tanque de cualquier vehículo en el Táchira, habrá debido recorrer un largo proceso de más de 600 kilómetros, que empieza en Paraguaná. Inicialmente unos cargueros la trasladan de las refinerías de Amuay y Cardón, operativas en Falcón desde hace 66 años, a la Planta de Despacho de Bajo Grande, en Zulia; una estructura de 46 años.
A través de poliductos, o tuberías transportadoras de grueso calibre, la gasolina es bombeada de Bajo Grande al llenadero de San Lorenzo y desde allí hasta el vecino estado Mérida. La de El Vigía es una de las 19 plantas de distribución de combustible que funcionan en el país.
Cada año, de los últimos cuatro, Pdvsa ha vendido menos gasolina para automóviles en el mercado interno desde esas 19 plantas regadas a escala nacional: en 2012 despacharon 301.000 barriles diarios; en 2013 la estadística bajó ligeramente a 299.000; el 2014 promedió 283.000, y el año pasado la venta cayó a 259.000 barriles diarios de combustible.
La gasolina llega al estado en gandolas tanto gubernamentales (70% de participación entre Táchira y Mérida, según datos de Pdvsa), como privadas (el 30% restante, de acuerdo con la estatal; aunque otras fuentes dicen que, si solo se toma en cuenta Táchira, este porcentaje bajaría a 10%). Ambas formas, la pública y la particular, han mermado su actividad.
La estatal Empresa Nacional de Transporte admite caídas interanuales en su flota terrestre operativa para el despacho de combustible: mientras que en 2014 se movilizaban 1.649 chutos y 1.749 cisternas por el país, el año pasado cerró con un parque nacional de 1.348 chutos y 1.464 cisternas. Los datos parciales de 2016 se desconocen.
En consecuencia, el volumen de gasolina despachada ha disminuido. En su más reciente Informe de Gestión Anual, Pdvsa enumera estas cuatro causas de la caída: 1) reducción del consumo en el sector eléctrico, 2) bajos inventarios de producto en planta, 3) sobreprogramación en los pedidos y 4) el cierre de frontera en el Táchira.
Mientras tanto, en la acera del sector privado del transporte de gasolina el panorama no es distinto. Fuentes refieren que las empresas “han estado muy paralizadas”. En el Táchira, ahora, funcionan alrededor de 10 unidades.
Litros en caída libre
Las autoridades llevan rato asegurando que al Táchira arriban 60 gandolas diariamente cargadas de combustible, aunque trascendió que en días como el pasado jueves habrían despachado cinco más. “En años anteriores llegaban 80 y hasta 90 camiones”, comparó el dueño de una bomba que, como la mayoría en este tema, solicitó la reserva de su identidad por miedo a represalias.
Una comparación de estadísticas le da la razón al propietario. En distintas declaraciones de prensa, la Mesa de Combustible ha dicho que al Táchira llegaban, en 2007, 120 millones de litros de gasolina al mes. En 2014 la cifra era de 90 millones de litros mensuales de gasolina, y ahora, en 2016, se ha indicado que el despacho ronda 67 millones de litros al mes.
Pdvsa podría traer hasta 100 o 200 gandolas pero, si no hay conciencia ciudadana, habrá fuga de combustible por parte de venezolanos o aliados a esas actividades ilegales, remarcó el viernes el gobernador José Vielma Mora, en una comparecencia ante los medios en la que recomendó aumentar los precios del litro de 91 y 95 octanos así como del diesel.
Para este trabajo se pudo confirmar que algunas gasolineras del Táchira que recibían hasta 14 despachos mensuales, ahora bajaron a 11. En otras, la frecuencia se comprimió de tres a dos gandolas semanales. “Le han quitado viajes a cada estación”, aseguró un gerente de bomba. “No puede ser que una estación de servicio trabaje un día y dure otro día parada. Hay una mala distribución del volumen”, rechazó otro empresario del sector.
Las consecuencias las sienten los despachadores de gasolina. “Aquí trabajamos ahora tres de los siete días de la semana”, narró Luis Rojas, mientras cumplía horario todo el jueves. Los llamados “isleros” agotan el contenido de una gandola en un turno de ocho horas, en las que hay hasta cinco surtidores, y hasta en dos días de trabajo, donde la estación tiene un solo surtidor operativo.
Sea pequeña o grande, lo que no escasea en las bombas del Táchira son las historias de usuarios que fueron robados mientras hacían fila, de mañana, tarde o noche. “Casi siempre nos cuentan cuando llegan al surtidor, a algunas señoras me ha tocado calmarlas”, comentó Abel Zambrano, mientras atendía a un par de conductores impacientes.
El hecho de que en apenas tres meses y medio las estaciones alternativas (cuatro ESA y diez EEE) hayan aumentado dos veces sus precios, ha empujado todavía más a los conductores de las zonas metropolitana y fronterizas del estado a aguantar colas en las bombas del mercado nacional, donde el costo por litro resulta hasta 330% más económico que en una ESA y hasta 742% más barato que en una EEE. Sin embargo, las bombas regulares lucen tan colapsadas que ya se forman colas en las alternativas. El lunes abrirá la quinta ESA, en Paramillo. “Y creemos que la crisis de la gasolina apenas empieza”, auguró el sindicalista Freites.
Fuente: Diario la Nación.com

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