La Guardia venezolana disparó perdigones y gases lacrimógenos contra un grupo de conductores informales que los enfrentaron a piedra, cuando mantenían bloqueado el puente internacional Simón Bolívar.
En la refriega resultaron heridos cuatro de los manifestantes al ser alcanzados por los proyectiles, que debieron ser cargados por los compañeros.
Los conductores que prestan el servicio de transporte de pasajeros desde San Antonio del Táchira hasta Villa del Rosario, en el área metropolitana de Cúcuta, cerraron el paso fronterizo a las 11:00 de la mañana, hora colombiana, que mantuvieron hasta las 6:30 de la tarde.
Protestaban por la inmovilización de 30 carros por parte de las autoridades venezolanas, denunciando atropellos y abusos de guardias del Destacamento de Fronteras No 11 y funcionarios de Tránsito Terrestre del Táchira destacados en San Antonio.
La protesta fue pacífica y durante varias horas se permitió el paso de peatones, hasta que los manifestantes decidieron prenderle fuego a los neumáticos que estaban usando como barricadas, para evitar que los desalojaran del lugar.
La reacción del grupo antimotines de la Guardia no se hizo esperar, disparando perdigones y lanzando bombas de gas lacrimógeno para controlar la situación.
La acción de los uniformados provocó que muchas personas entraran en pánico y corrieran hacia la Aduana de San Antonio o hacia La Parada para guarecerse. El gas afectó particularmente los estudiantes que en ese momento iban de regreso a casa después de la jornada escolar.
Cuando los ánimos se calmaron los conductores que protestaban se retiraron del puente y poco a poco se empezó a restablecer el paso, primero de peatones, después de motociclistas y finalmente los vehículos.
Manifestaron que seguirán solicitando la devolución de los carros y que pongan fin a la inmovilización masiva de los mismos.
En la refriega resultaron heridos cuatro de los manifestantes al ser alcanzados por los proyectiles, que debieron ser cargados por los compañeros.
Los conductores que prestan el servicio de transporte de pasajeros desde San Antonio del Táchira hasta Villa del Rosario, en el área metropolitana de Cúcuta, cerraron el paso fronterizo a las 11:00 de la mañana, hora colombiana, que mantuvieron hasta las 6:30 de la tarde.
Protestaban por la inmovilización de 30 carros por parte de las autoridades venezolanas, denunciando atropellos y abusos de guardias del Destacamento de Fronteras No 11 y funcionarios de Tránsito Terrestre del Táchira destacados en San Antonio.
La protesta fue pacífica y durante varias horas se permitió el paso de peatones, hasta que los manifestantes decidieron prenderle fuego a los neumáticos que estaban usando como barricadas, para evitar que los desalojaran del lugar.
La reacción del grupo antimotines de la Guardia no se hizo esperar, disparando perdigones y lanzando bombas de gas lacrimógeno para controlar la situación.
La acción de los uniformados provocó que muchas personas entraran en pánico y corrieran hacia la Aduana de San Antonio o hacia La Parada para guarecerse. El gas afectó particularmente los estudiantes que en ese momento iban de regreso a casa después de la jornada escolar.
Cuando los ánimos se calmaron los conductores que protestaban se retiraron del puente y poco a poco se empezó a restablecer el paso, primero de peatones, después de motociclistas y finalmente los vehículos.
Manifestaron que seguirán solicitando la devolución de los carros y que pongan fin a la inmovilización masiva de los mismos.
Cierre prolongado
El cierre por más de siete horas del puente ocasionó problemas a las personas que iban hacia Venezuela o regresaban a Colombia, debiendo cruzar a pie o en mototaxis para hacer el transbordo.
Se vio a mujeres y hombres afectados por el inclemente sol cargando niños, paquetes y maletas, sorteando los obstáculos para poder continuar el viaje.
Los más afectados fueron los escolares que asisten a clases en territorio colombiano o venezolano, que cruzaron con temor porque existía la amenaza de prenderle fuego a los cauchos, que estaban impregnados de gasolina.
Ante la prolongada espera muchas personas decidieron pasar por el puente internacional Francisco de Paula Santander, presentándose largas colas en la vía San Antonio-Ureña, así como en la glorieta de El Escobal, en suelo colombiano.
Los conductores dijeron que están cansados por los abusos de las autoridades del vecino país, contra un gremio que está organizado y presta un servicio de transporte entre San Antonio y Villa del Rosario.
Denunciaron que ayer trasladaron a los estacionamientos de Tránsito 30 vehículos, sin una razón aparente y que para devolverlos les están exigiendo 500.000 y un millón de bolívares.
Dijeron que es un problema recurrente desde hace tres meses, donde las autoridades venezolanas están inmovilizando los automotores a pesar de tener todos los documentos en regla.
Agregaron que el negocio es el transporte de personas y nada tienen que ver con el contrabando de gasolina o alimentos. “Por el contrario, ayudamos al proceso de integración y a la economía de la frontera, porque transportamos a los colombianos que son la mano de obra en las fábricas y a los empleados del sector comercial de San Antonio”, dijo un líder de la protesta que prefirió no identificarse.
“Están quitando un promedio de 30 y 40 carros al día. A nosotros no nos sirve que nos estén mandando a toda hora para Tránsito, donde nos piden 500.000 bolívares que no tenemos de donde sacar. Agarran los mismos carros y los entregan, pero al día siguiente vuelven a guardarlos”.
Explicó que pertenecen a la cooperativa Acción Bolivariana de Conductores Unidos, que en su criterio le da carácter formal al oficio y los aleja de la piratería, contrario a los señalamientos de la Guardia Nacional.
La asociación cuenta con 300 carros y estamos organizados para que nos dejen trabajar y procurarle el sustento a nuestros hijos, dijo uno de los conductores que ayer formó junto a sus compañeros una pared humana para impedir el paso de carros y motocicletas.
Un lazo les ayudó en el propósito de mantener el bloqueo del paso internacional.
“Estamos prestando un servicio desde San Antonio hasta Villa del Rosario, porque no hay ninguna empresa establecida que lo haga.
Cubrimos esa ruta, recogiendo los pasajeros junto al puente Simón Bolívar, en el lado venezolano y sin ocasionar atascos en la zona céntrica de San Antonio”, explicó otro manifestante.
Agregó que hace tres meses están aplicando operativos que afectan a los integrantes de la cooperativa de transporte colombiano, impidiendo el ingreso a San Antonio, localidad tachirense a la que tradicionalmente han entrado sin inconvenientes.
“Sabemos que se puede entrar hasta San Antonio y que desde la alcabala de Peracal hacia arriba no podemos ejercer ninguna labor y eso se está respetando. No obstante, las autoridades venezolanas nos persiguen en motocicletas como si fuéramos matones o delincuentes y nosotros no estamos cometiendo ningún perjuicio a nadie”, puntualizó.
Los más afectados fueron los escolares que asisten a clases en territorio colombiano o venezolano, que cruzaron con temor porque existía la amenaza de prenderle fuego a los cauchos, que estaban impregnados de gasolina.
Ante la prolongada espera muchas personas decidieron pasar por el puente internacional Francisco de Paula Santander, presentándose largas colas en la vía San Antonio-Ureña, así como en la glorieta de El Escobal, en suelo colombiano.
Los conductores dijeron que están cansados por los abusos de las autoridades del vecino país, contra un gremio que está organizado y presta un servicio de transporte entre San Antonio y Villa del Rosario.
Denunciaron que ayer trasladaron a los estacionamientos de Tránsito 30 vehículos, sin una razón aparente y que para devolverlos les están exigiendo 500.000 y un millón de bolívares.
Dijeron que es un problema recurrente desde hace tres meses, donde las autoridades venezolanas están inmovilizando los automotores a pesar de tener todos los documentos en regla.
Agregaron que el negocio es el transporte de personas y nada tienen que ver con el contrabando de gasolina o alimentos. “Por el contrario, ayudamos al proceso de integración y a la economía de la frontera, porque transportamos a los colombianos que son la mano de obra en las fábricas y a los empleados del sector comercial de San Antonio”, dijo un líder de la protesta que prefirió no identificarse.
“Están quitando un promedio de 30 y 40 carros al día. A nosotros no nos sirve que nos estén mandando a toda hora para Tránsito, donde nos piden 500.000 bolívares que no tenemos de donde sacar. Agarran los mismos carros y los entregan, pero al día siguiente vuelven a guardarlos”.
Explicó que pertenecen a la cooperativa Acción Bolivariana de Conductores Unidos, que en su criterio le da carácter formal al oficio y los aleja de la piratería, contrario a los señalamientos de la Guardia Nacional.
La asociación cuenta con 300 carros y estamos organizados para que nos dejen trabajar y procurarle el sustento a nuestros hijos, dijo uno de los conductores que ayer formó junto a sus compañeros una pared humana para impedir el paso de carros y motocicletas.
Un lazo les ayudó en el propósito de mantener el bloqueo del paso internacional.
“Estamos prestando un servicio desde San Antonio hasta Villa del Rosario, porque no hay ninguna empresa establecida que lo haga.
Cubrimos esa ruta, recogiendo los pasajeros junto al puente Simón Bolívar, en el lado venezolano y sin ocasionar atascos en la zona céntrica de San Antonio”, explicó otro manifestante.
Agregó que hace tres meses están aplicando operativos que afectan a los integrantes de la cooperativa de transporte colombiano, impidiendo el ingreso a San Antonio, localidad tachirense a la que tradicionalmente han entrado sin inconvenientes.
“Sabemos que se puede entrar hasta San Antonio y que desde la alcabala de Peracal hacia arriba no podemos ejercer ninguna labor y eso se está respetando. No obstante, las autoridades venezolanas nos persiguen en motocicletas como si fuéramos matones o delincuentes y nosotros no estamos cometiendo ningún perjuicio a nadie”, puntualizó.
Soluciones
Al inicio del bloqueo, oficiales de la Guardia trataron de mediar con los promotores para que levantaran la protesta, ofreciéndoles que nombraran una comisión para negociar, propuesta que fue rechazada.
La solicitud puntual era que les devolvieran los carros sin tener que pagar las multas. Como no hubo una respuesta, se mantuvieron en la mitad del paso elevado hasta que ocurrió el enfrentamiento.
La permanencia en el puente Simón Bolívar afectó a comerciantes, transportadores de carga y pasajeros, turista en tránsito hacia o desde Venezuela, amas de casa, empleados y la comunidad en general.
Muchos afectados se quejaron porque la Policía de Colombia no intervino para desbloquear el puente internacional, pese a que los manifestantes estaban en el lado de La Parada.
Coincidieron en que esa actitud afecta a la comunidad y resiente las relaciones binacionales, que los presidentes de Colombia y Venezuela y las misiones diplomáticas están reimpulsando.
Pidieron que el tema de los conductores informales sea tratado por los gobiernos de los dos países, para que se les permita laboral sin inconvenientes, previo cumplimiento de las normas establecidas por las autoridades de Tránsito tanto de Colombia como de Venezuela.
Los conductores informales se enfrentaron a la Guardia Nacional de Venezuela, que disparó gases lacrimógenos y perdigones, refriega donde resultaron heridos cuatro manifestantes.
El cierre empezó a las 11:00 de la mañana, hora colombiana, afectando a miles de personas que se desplazaban hacia el Táchira o Norte de Santander.
Para pasar la frontera la única opción fue caminar, cargando niños, maletas y otras mercancías.
Al caer la noche el paso de personas y vehículos se restableció entre San Antonio y el área metropolitana de Cúcuta.
La solicitud puntual era que les devolvieran los carros sin tener que pagar las multas. Como no hubo una respuesta, se mantuvieron en la mitad del paso elevado hasta que ocurrió el enfrentamiento.
La permanencia en el puente Simón Bolívar afectó a comerciantes, transportadores de carga y pasajeros, turista en tránsito hacia o desde Venezuela, amas de casa, empleados y la comunidad en general.
Muchos afectados se quejaron porque la Policía de Colombia no intervino para desbloquear el puente internacional, pese a que los manifestantes estaban en el lado de La Parada.
Coincidieron en que esa actitud afecta a la comunidad y resiente las relaciones binacionales, que los presidentes de Colombia y Venezuela y las misiones diplomáticas están reimpulsando.
Pidieron que el tema de los conductores informales sea tratado por los gobiernos de los dos países, para que se les permita laboral sin inconvenientes, previo cumplimiento de las normas establecidas por las autoridades de Tránsito tanto de Colombia como de Venezuela.
Los conductores informales se enfrentaron a la Guardia Nacional de Venezuela, que disparó gases lacrimógenos y perdigones, refriega donde resultaron heridos cuatro manifestantes.
El cierre empezó a las 11:00 de la mañana, hora colombiana, afectando a miles de personas que se desplazaban hacia el Táchira o Norte de Santander.
Para pasar la frontera la única opción fue caminar, cargando niños, maletas y otras mercancías.
Al caer la noche el paso de personas y vehículos se restableció entre San Antonio y el área metropolitana de Cúcuta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario