En el primer semestre de 2012, Norte de Santander recibió 107,6 millones de dólares. Su crecimiento con respecto al primer semestre de 2011 fue apenas de 0,2%.
Las remesas provenientes de Venezuela siguen siendo un medio de sustento y un negocio lucrativo para los residentes en el área metropolitana de Cúcuta, quienes aprovechan el diferencial cambiario para duplicar su dinero al consignar en el vecino país y cobrar en Cúcuta.
A pesar de las restricciones de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) para combatir esta situación e impedir la fuga de capitales, los envíos desde Venezuela se mantienen y cada día son más las personas que se benefician de estos envíos.
No existe un dato exacto sobre el valor de las remesas que llegan a Norte de Santander desde el vecino país, pues los reportes trimestrales del Banco de la República consolidan en una sola cifra los giros del exterior y no los desagrega por país de origen.
En el primer semestre de 2012, Norte de Santander recibió por concepto de remesas la suma 107,6 millones de dólares, unos $189.000 millones. Sin embargo, su crecimiento con respecto al primer semestre de 2011 fue apenas de 0,2%.
Este comportamiento contrasta con el registrado en el primer semestre de 2011 frente al mismo periodo de 2010, cuando los envíos al departamento aumentaron 45,5%, al pasar de 73,8 millones de dólares a 107,4 millones de dólares.
Las crisis económicas de España y de Estados Unidos afectaron, sin embargo, el flujo de remesas a Colombia, pues los envíos provenientes de estos dos países disminuyeron 14,3% y 6,2%, respectivamente.
La ventaja que ofrece los giros desde el otro lado de la frontera, radica en que el dólar oficial en Venezuela cuesta 4,30 bolívares fuertes, unos $452, mientras que en Colombia se consigue a $1.769. El año pasado, ese mismo dólar costaba en el país vecino $924.
Esta situación fue propiciada por la falta de dólares, lo que llevó a la depreciación del bolívar fuerte frente al peso colombiano. A principios de 2012, un bolívar en la frontera costaba $207, hoy se cotiza a $105.
Para sacarle provecho a las remesas, las personas compran en la frontera 1.290 bolívares fuertes ($135.450), que luego son consignados en Caracas en los puntos autorizados. Al llegar ese dinero a Colombia, 300 dólares, la suma aumenta a $530.954. Una ganancia de $395.514.
Aunque hoy se paga menos pesos por un dólar, pues el año pasado 300 dólares representaban $544.500, esa pequeña pérdida fue compensada por la devaluación del bolívar, ya que la ganancia pasó de $273.600 a $395.514.
Para beneficiarse de estas remesas familiares, un venezolano puede girar a su conyugue, hijos o padres. El tope dentro de este núcleo familiar es de dos personas en el caso de que los movimientos bancarios no sean mayores a 4 millones de bolívares. De tenerlos, podrá girar a otra persona.
A cada colombiano le pueden enviar máximo 300 dólares mensuales desde Venezuela.
Cucuteños consultados manifestaron que las remesas se han convertido en una alternativa para obtener ingresos ante la falta de oportunidades laborales. Dijeron que el dinero que reciben lo destinan para el sustento diario.
Otros acuden a los giros para lucrarse, ya que invierten el dinero que se envía mensualmente y pagan una comisión cercana a $40.000 a la persona que lo recibe.
A pesar de las restricciones de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) para combatir esta situación e impedir la fuga de capitales, los envíos desde Venezuela se mantienen y cada día son más las personas que se benefician de estos envíos.
No existe un dato exacto sobre el valor de las remesas que llegan a Norte de Santander desde el vecino país, pues los reportes trimestrales del Banco de la República consolidan en una sola cifra los giros del exterior y no los desagrega por país de origen.
En el primer semestre de 2012, Norte de Santander recibió por concepto de remesas la suma 107,6 millones de dólares, unos $189.000 millones. Sin embargo, su crecimiento con respecto al primer semestre de 2011 fue apenas de 0,2%.
Este comportamiento contrasta con el registrado en el primer semestre de 2011 frente al mismo periodo de 2010, cuando los envíos al departamento aumentaron 45,5%, al pasar de 73,8 millones de dólares a 107,4 millones de dólares.
Las crisis económicas de España y de Estados Unidos afectaron, sin embargo, el flujo de remesas a Colombia, pues los envíos provenientes de estos dos países disminuyeron 14,3% y 6,2%, respectivamente.
La ventaja que ofrece los giros desde el otro lado de la frontera, radica en que el dólar oficial en Venezuela cuesta 4,30 bolívares fuertes, unos $452, mientras que en Colombia se consigue a $1.769. El año pasado, ese mismo dólar costaba en el país vecino $924.
Esta situación fue propiciada por la falta de dólares, lo que llevó a la depreciación del bolívar fuerte frente al peso colombiano. A principios de 2012, un bolívar en la frontera costaba $207, hoy se cotiza a $105.
Para sacarle provecho a las remesas, las personas compran en la frontera 1.290 bolívares fuertes ($135.450), que luego son consignados en Caracas en los puntos autorizados. Al llegar ese dinero a Colombia, 300 dólares, la suma aumenta a $530.954. Una ganancia de $395.514.
Aunque hoy se paga menos pesos por un dólar, pues el año pasado 300 dólares representaban $544.500, esa pequeña pérdida fue compensada por la devaluación del bolívar, ya que la ganancia pasó de $273.600 a $395.514.
Para beneficiarse de estas remesas familiares, un venezolano puede girar a su conyugue, hijos o padres. El tope dentro de este núcleo familiar es de dos personas en el caso de que los movimientos bancarios no sean mayores a 4 millones de bolívares. De tenerlos, podrá girar a otra persona.
A cada colombiano le pueden enviar máximo 300 dólares mensuales desde Venezuela.
Cucuteños consultados manifestaron que las remesas se han convertido en una alternativa para obtener ingresos ante la falta de oportunidades laborales. Dijeron que el dinero que reciben lo destinan para el sustento diario.
Otros acuden a los giros para lucrarse, ya que invierten el dinero que se envía mensualmente y pagan una comisión cercana a $40.000 a la persona que lo recibe.
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