El arquitecto se declaró inocente de cuatro delitos por el crimen de Yuliana Samboní. Según la Fiscalía, no sería la primera vez que habría tenido acercamientos irregulares con menores.
Rafael Uribe Noguera llegó en la noche del martes a Paloquemao como uno de los más custodiados hombres del que ese complejo judicial tenga memoria. Las autoridades dispusieron un sistema de protección que constaba a simple vista de una tanqueta y decenas de agentes, algunos inclusive del Esmad, el cuerpo encargado de disuadir mitines y agrias manifestaciones.
El arquitecto, señalado de haber cometido uno de los crimenes más dolorosos que ha vivido la capital del país, caminaba siempre mirando hacia el suelo, vestido de un pantalón casual, una camiseta blanca, una chaqueta deportiva azul y unos tenis. Había sido trasladado en medio de una gran algarabia, gritos e insultos de decenas de personas que fueron a protestar a la clinica Navarra, ubicada al norte de Bogotá, en donde había sido internado la tarde del domingo.
Pero ese ambientede pugnacidad y multitudes enardecidas cambió completamente en el juzgado. Por seguridad, las autoridades dispusieron adelantar la audiencia a puerta cerrada en el tercer piso del complejo judicial. Allí Uribe fue presentado ante la juez 39 de control de garantías por su presunta responsabilidad en el homicidio y abuso sexual contra la menor Yuliana Samboní. Uribe solo estuvo acompañado por su abogado de oficio, pues hasta el momento ningún penalista ha querido asumir la defensa del caso.
La audiencia, que inició a las 7:40 p.m y se prolongó hasta la madrugada cuando la funcionaria judicial decidió enviar a Uribe Noguera a la cárcel La Modelo. A la diligencia solo tuvieron acceso la Fiscalía, la Procuraduría, los abogados de las partes, el juez y numerosos investigadores de la Policía que llevaban en sus manos maletas llenas de papeles con los resultados de las nvestigaciones realizadas en los últimos dos días.
La incertidumbre reinaba en los solitarios pasillos de Paloquemao. Durante horas decenas de periodistas esperaban los resultados del primer momento del proceso sobre un caso de violencia contra los niños que ha estremecido el país. Luego de tres horas de haber iniciado la diligencia judicial, el juzgado legalizó el allanamiento que las autoridades hicieron al apartamento del arquitecto y minutos después procedieron a hacer lo mismo con la captura.
La Fiscalía le imputó los delitos de tortura, feminicidio agravado, secuestro simple y acceso carnal violento. Por horas investigadores de la Policía le expusieron a la juez los detalles del operativo realizado el domingo pasado que llevó a determinar que el cuerpo de Yuliana, una pequeña de siete años que había sido raptada en el barrio Bosque Calderón al nororiente de Bogotá, estaba en un apartamento en el sector de Chapinero propiedad del arquitecto. Los examenes de Medicina Legal determinaron que la menor había muerto víctima de la asfixia y el estrangulamiento y que había sido víctima de abuso sexual. Uribe Noguera se declaró inocente.
La diligencia judicial continuó. Pasada la media noche, la fiscal 121 de la Unidad de Vida le solicitó a la juez que le dictara al arquitecto medida de aseguramiento en centro carcelario. Argumentó que él “constituye un peligro para la comunidad y para los niños que hasta ahora están creciendo. No queremos que sufran las mismas consecuencias de Yuliana”.
La funcionaria agregó que en libertad el arquitecto podría repetir el crimen con otros niños. Agregó que el ente acusador no descarta que el homre haya participado en el abuso de más menores del sector donde Yuliana fue raptada. Criticó que hasta el momento no veía en él ninguna señal de arrepentimiento. Enfatizó en la necesidad de la detención preventiba pues “resulta probable que el imputado no comparecerá al proceso por las posibilidades que tiene para abandonar definitivamente el país, así como el comportamiento que ha tenido hasta el momento del que puede inferirse su falta de voluntad para sujetarse a la investigación”.
Por otra parte, el abogado Gerardo Pierini, quien representa los intereses de Uribe Noguera, le pidió al juzgado que no lo enviara a la cárcel, señalando que en “sus 38 años de vida no ha producido ninguna tacha en su personalidad” y que esta era la primera vez que él se enfrenta a una situación así.
Luego de varios minutos de escuchar los argumentos de las partes, la juez del caso tomó una decisión: enviar a la cárcel La Modelo a Uribe Noguera. Para esta determinación, la funcionaria judicial tuvo en cuenta los testimonios que presentó la Fiscalía en la audiencia y todo el material probatorio que fue recogido en los últimos días.
La juez le dio especial enfasis al riesgo que existe de manipulación del proceso. Según ella, “una persona que ha manipulado con aceite el cuerpo de la menor puede también tratar de destruir otros elementos probatorios”. Agregó que Uribe “puede influir en otros testigos por su condición económica”.
Según la funcionaria judicial, el arquitecto manipuló a la menor de siete años. Para ella, la muerte de Yuliana “no fue un simple homicidio” pues se trató de una niña que fue “utilizada, ultrajada y maltratada”.
Además señaló que hay sospechas de que Uribe Noguera, según las investigaciones adelantadas por la Fiscalía, haya venido “actuando con anterioridad con un patrón que repitió en varias oportunidades con niños y niñas cercanas a esa vecindad”.
Por estas razones, la funcionaria accedió a la petición del ente investigador y decidió cobijarlo con medida de aseguramiento en centro carcelario. A su vez, aclaró que “será el Inpec el que debe velar porque la seguridad de él sea preservada”.
Al no aceptar los cargos, el arquitecto deberá enfrentarse a un juicio. Como los delitos relacionados con la infancia no tienen ningún beneficio, el arquitecto puede enfrentarse a una pena de 40 a 60 años de cárcel, si se prueba su responsabilidad en los hechos.
Para este miércoles en las horas de la mañana están citados a la Fiscalía los familiares del arquitecto para aclarar fue rol el domingo en la tarde y si habrían participado, presuntamente, en la alteración de la escena del crimen.
Fuente: Semana.com
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