Con actividades artísticas y deportivas los vecinos de Morichal buscan mostrar que hay más opciones económicas y laborales diferentes al contrabando.
Los vecinos de Morichal, en Villa del Rosario, le declararon su propia guerra al contrabando.
Cambiarles la mentalidad a niños y adultos y mostrarles que hay opciones de vida más allá del contrabando, es la tarea que emprendió la junta de acción comunal de este sector.
Mediante el arte, el deporte y el emprendimiento, la junta busca llegar a la comunidad que tradicionalmente vive del comercio ilegal de mercancías provenientes de Venezuela.
Ricardo Botello, presidente de la junta, asegura que han encontrado en el arte y el deporte el mejor canal para brindarles espacios diferentes a sus vecinos.
Es así como 140 niños de Morichal aprenden de fútbol y valores de convivencia en en el Centro de Integración Ciudadana, de la mano del Club de futbol y microfútbol Eustorgio Colmenares Baptista.
Los niños participan en torneos en Cúcuta y Villa del Rosario, donde les muestran una realidad más allá de la ilegalidad. A cambio reciben uniformes.
Botello asegura que con esto, logran estimular a los pequeños a idear diferentes formas de vida.
Adicionalmente, gracias a un convenio con la Universidad Simón Bolívar, Coagronorte, Arroz Zulia, Arroz Oro, Club Rotary Villa del Rosario y Fundación Hábitat Nuevo Siglo, estos niños reciben dotación escolar e implementos deportivos.
El arte también tiene su espacio en Morichal. Periódicamente se realizan espectáculos de títeres y cine al parque donde se proyectan películas alusivas a los derechos de los niños.
Este ambicioso proyecto también incluye a las madres de familia.
Unas 100 mujeres hacen parte se capacitan en panadería, costura y peluquería. La Universidad de Pamplona también se unió con otras capacitaciones.
Por iniciativa de la Fundación Hábitat Nuevo Siglo, se planea vender galletas producidas por las mujeres en los centros de Apuestas Cúcuta 75. Con este proyecto piloto se busca que las madres obtengan ingresos para la compra de insumos.
Además, la Universidad Simón Bolívar regaló dos becas universitarias y otras de nivel técnico, para jóvenes del barrio, con el fin de que encuentren en las aulas la forma de tener mejores opciones laborales.
“La comunidad está comprendiendo que el contrabando no es la única fuente de trabajo”, dijo Botello.
Fuente: La Opinión.com
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