viernes, 22 de febrero de 2013

Vargas Lleras estalló en ira por lento proceso de Gramalote

 
Al ministro de Vivienda, Ciudad y Territorio, Germán Vargas Lleras, le agriaron la fiesta de cumpleaños, le amargaron la torta y no lo dejaron cantar completa la tonada por sus 51 años, pues ‘le volaron la piedra’ al enterarse de que el plan para reconstruir a Gramalote está muy lento.

Así como se encendió la bengala que le incrustaron en el ponqué de cumpleaños, también se fue ‘prendiendo’ Vargas Lleras, a lo largo de la reunión en la Gobernación de Norte de Santander, donde deliberó la mesa intersectorial sobre el desaparecido municipio.

“¿Dónde está la gerenta del Fondo Adaptación?”, reclamó ayer con voz fuerte el funcionario.

Varios segundos de silencio se tomaron el auditorio Eustorgio Colmenares, hasta que los dos delegados de Carmen Arévalo, la funcionaria por la que preguntaba el ministro dijeron “nosotros somos los delegados de…”.

Los puntos suspensivos es porque Vargas Lleras no los dejó terminar, al responderles con tono de papá regañón: “yo no estoy preguntando por los delegados, estoy preguntando dónde está la gerenta del Fondo”.

Y gestualmente reforzó su ofuscamiento. En la mesa principal se le vio fruncir el ceño al sentirse decepcionado por varias situaciones, como por ejemplo la silla vacía que dejó Arévalo pese a que el encuentro estaba previsto desde hace un mes.

El ministro decidió dar por terminado el encuentro al conocer que dentro de los cronogramas del Fondo Adaptación, los estudios y diseños del casco urbano que se debe levantar en Miraflores, estarán listos en un año.

Pero además escuchó que a ese tiempo hay que sumarle otros tres meses para el esquema de ordenamiento territorial, que debe desarrollar la administración municipal.

-¿En un año?, cuestionó airado Vargas Lleras.

Para intentar enfriar el acalorado temperamento ministerial, los voceros del Fondo Adaptación le dieron diversas explicaciones, como por ejemplo que hasta hoy iniciarán la negociación con los propietarios de los 22 predios de Miraflores.

“Entonces, no se va a poder poner ni la primera piedra en Gramalote antes de un año. Esto es el colmo, esto así no funciona y yo no sigo presidiendo esto”, alegó el ministro.

Luego se paró de la mesa y con micrófono regañó a la alcaldesa Sonia Alejandra Rodríguez Torrente y, otra vez, a los funcionarios del Fondo Adaptación. A los tres les dijo en la cara que la espera para la reconstrucción de Gramalote se ha basado en trámites y transitoriedades.

A los asistentes a la acalorada cita les anunció que tan pronto llegara a Bogotá se iba a reunir con el presidente Juan Manuel Santos para decirle que como van las cosas no se podría cumplir su promesa de levantar, en máximo tres años, el nuevo Gramalote.

El ‘concierto’ de recriminaciones y de preguntas se vio interrumpido cuando un mesero se asomó a la puerta y, penoso, le mostró a Vargas Lleras la torta para celebrarle el cumpleaños.

El contrariado ministro la miró y trató de sonreír, pero se devolvió hasta donde estaba la alcaldesa y le dio a entender que había venido a Cúcuta a perder el tiempo, pues a la llegada a la Gobernación dijo tener dos objetivos: “la contratación de las obras de urbanismo para Gramalote y la adquisición de los predios”.

¿Feliz cumpleaños?
En el ir y venir del ministro entre su torta y el problema que siguen afrontando las 1.300 familias que aún no tienen definida una fecha en la que se iniciarán las obras de construcción, empezaron a sonar los aplausos.

Pero no por su reacción, sino porque le estaban cantando “feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños señor ministro…”.

Antes de que se apagara la bengala y con la interrupción de la tonada, Germán Vargas Lleras reclamó: “muy bonito lo que se ha hecho en albergues, muy interesante lo de las aulas temporales y todo lo que se ha aportado, pero acá no hay nada. Desde que no haya terrenos, no hay nada”.

Casi sin terminar la frase, el delegado del gobernador de Norte de Santander, Gregorio Angarita Lamk, le extendió la mano para felicitarlo por sus 51 años, que cumplió el 19 de febrero, gesto que fue bien recibido por el ministro.

Pero en cuestión de segundos, Vargas Lleras recordó que estaba en medio de una polémica decisión: la de abandonar el proceso de encabezar la mesa intersectorial, que el año pasado fue propuesta por la alcaldesa de Gramalote.

Luego de probar dos sorbos de agua, uno de gaseosa y comer maní, el titular de la cartera de Vivienda abandonó el auditorio, con la intención de que ahora los correctivos para Gramalote los debe tomar el jefe de Estado.

El antes del ‘sabor amargo’

No todo fueron gritos y regaños. Antes de que el nieto del presidente Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) se llevara el ‘sabor amargo’ de la tardanza para revivir el pueblo destruido el 17 de diciembre de 2010, y antes de probar su pastel, otro fue el semblante.

Funcionarios del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac) presentaron la tarea, y le contaron al ministro que de los avalúos catastrales aplicados en Miraflores, generaron 205 hectáreas, de los 22 predios seleccionados.

El valor de las tierras asciende a $1.047 millones, lo que equivale a 1.600 metros cuadrados.

Antes de la cara larga de la alcaldesa por la vaciada ministerial, ella explicó que en aproximadamente 60 hectáreas se construirá el pueblo; 20 de estas serán para las reservas forestales y para una futura expansión.

‘La chispa’ del ministro también calentó el ambiente al conocer que las negociaciones con los propietarios de los predios durarán dos meses, tiempo que hace parte del año que piden para mostrar los estudios urbanísticos.

Explicación del Fondo

Felipe Márquez, subgerente de Regiones del Fondo Adaptación, le explicó que los tiempos son necesarios, pues obedecen a normas jurídicas que debe seguir la firma Chahín Vargas, que fue la seleccionada para las negociaciones.

“Ministro, lo que pasa es que ellos deben hacer el análisis de predios y eso lleva unos tiempo, porque hay algunos que tienen una situación jurídica diferente a otros y hay que cumplir unos tiempos de Ley” explicó.

Como respuesta, el subgerente del Fondo recibió una andanada ministerial: “yo sé cuáles son los tiempos de Ley, pero no entiendo por qué tanta demora y tanto proceso, si ustedes tiene la plata”.

Los que sí se comprometieron


Los que no salieron tan regañados fueron los miembros del Ministerio de Trabajo, quienes en lo corrido del proceso de reasentamiento firmaron con la Gobernación un plan local de empleo, con lo que aspiran que los gramaloteros puedan trabajar en las cadenas productivas del departamento.

Igualmente se amplió la cober-tura del programa Colombia Mayor favoreciendo a 390 adultos mayores, además del fortalecimiento de las cooperativas a través de la Unidad de Organizaciones Solidarias.

El Sena y la Cruz Roja resaltaron sus construcciones de albergues, aulas temporales y la adecuación de un salón comunal, un centro de negocios y la sede de la Alcaldía, a pocos metros del desaparecido casco urbano.

Los delegados de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo se comprometieron a construir 17 viviendas para igual número de funcionarios de la administración municipal, también a la adecuación de siete oficinas y una bodega, lo que costará $200 millones.

Y ahí volvió a interrumpir Vargas Lleras, “¿y eso no lo podemos tener en un mes? Porque yo hago 500 casas diarias”, dijo en medio de las pocas risas.

Mientras que representantes del Ministerio del Interior anunciaron la firma de un convenio interadmi-nistrativo con la Alcaldía de Gra-malote por $250 millones para el fortalecimiento del recurso humano.

En abril entrará en funcionamiento una unidad básica transitoria, con el apoyo del Ministerio de Salud; también se comprometieron a la adecuación de otras cuatro en las zonas rurales.

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