Durante una semana, las personas han abarrotado los supermercados para comprar productos básicos.
De las causas que originan las largas colas en los supermercados, con las que recibimos el año 2015, ya se han ocupado muchos, teniendo dos vertientes principales: la oferta es menor que la demanda por el modelo económico del país, o que es una campaña orquestada y mediática contra el Gobierno, con el aditivo de “sabotaje económico”.
Estas kilométricas filas que asombran al país se han padecido y vivido en el Táchira desde hace meses, imputadas al contrabando, por ser esta zona vecina de Colombia.
Más allá de las causas de las largas filas para comprar productos de primera necesidad, como leche, jabón, papel, azúcar, café, aceite, pañales desechables, resulta pertinente tipificar a las personas que están en las colas, por lo menos las del estado Táchira, por tener el ingrediente de ser frontera y no cualquiera, sino “la más viva de Latinoamérica”.
En las kilométricas filas para adquirir productos alimenticios o artículos de higiene se observan este tipo de personas.
1) El que hace su mercado normal quincenal o semanal y que no puede, ni debe, pagar precios especulativos ni injustos, como los establecen en otros expendios. El rostro es de angustia y afán, ya que tiene poco tiempo y debe invertir horas y andar de supermercado en supermercado para completar el mercado familiar, y muchas veces queda a medias. A este tipo pertenece la mayoría de trabajadores tachirenses.
2) El “bachaquero”, aun en demasía, que compra todo producto regulado para “triangular”: bolívares-pesos-bolívares. Se conoce fácilmente siempre, ya que suele tener bolsas con productos comprados en otros sitios y anda en grupo. Tienen cara de felicidad, pues cada bolsa se traduce en jugosas ganancias al vender los productos en pesos en Cúcuta. Norma que impone el Gobierno para evadirlos, él la trasgrede de mil formas.
3) El nervioso. Aquel que tiene el artículo en casa, pero teme mayor escasez y compra lo que pueda para su despensa familiar. Recorre en el día muchos sitios, para tener más almacenamiento. El rostro es entre preocupación y felicidad. Preocupación por la escasez, y felicidad por llevar más para su bodega casera.
4) El que compra en supermercados a precio justo para revender en su casa, oficina, abasto, mercado popular, al triple o cuádruple del valor. El rostro es de felicidad y es aquel que ante la queja dice: “yo te lo consigo… pero a…”, y si la persona le pregunta por qué tan caro, responde apaciblemente, “…entonces, cálese las colas”.
5) El vendedor de puestos. Hace cola y luego vende su lugar a otra persona que requiera salir rápido. Por supuesto, su rostro siempre es de completa felicidad. En las colas está su ingreso.
6) El que no tiene nada que hacer y le parece divertidísimo hacer cuanta cola pueda, y a veces no compra nada. Se le reconoce, pues cuando va pasando y ve una fila, se coloca de último y si alguien le pregunta ¿qué están vendiendo?, dice: “no sé, pero debe ser algo”.
7) El que va a ver cómo está la cola y termina quedándose en ella. Luego, en la casa, con voz de valiente dice: “miren lo que conseguí”, y cuenta la “hazaña” que hizo para comprar -por ejemplo- aceite o jabón.
8) El que paga un producto escaso en un supermercado sin mucha cola y en caja le dicen “retire el producto afuera”, y debe hacer una fila de por lo menos dos horas por dos bolsas de jabón o dos medios litros de leche.
9) Los que vienen de otros estados haciendo planes para llevar de todo desde aquí, barato, y se devuelven vacíos. Tienen cara de rabia, pues no sabían que aquí tenemos más de un año en colas.
10) El combo familiar. Los que destinan un sábado o domingo para ir en grupo familiar a hacer mercado, de tal manera que evaden la norma de un producto por persona, ya que todos pagan y se llevan 4 paquetes de papel, 8 kilos de azúcar, 4 paquetes de jabón, etc. Familia que hace mercado unida, no tendrá problemas de abastecimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario